El llamado Efecto Zidane es como un refresco, una vez que lo destapas el gas desaparece y con él su fuerza. Hoy ha perdido La Liga -fueron sus palabras- y ha dejado al Real Madrid con una única posibilidad de ganar un título en la temporada: La Champions League.
Cuando Rafael Benítez fue destituido se tenían dos puntos de desventaja con el Barcelona por un partido pendiente que se tenía contra el Sporting, puntos que al final ganarían y que hoy se han convertido en 9 sin que los blaugranas jueguen aún la Jornada 26.
Zinedine Zidane llegó al equipo en la décimo novena fecha de la presente temporada, todo parecía miel sobre hojuelas ya que ganaron 5-0 contra el Deportivo la Coruña y en ese momento todos soñaron con un Real Madrid campeón, capaz de todo.
Todos en ese momento se enfocaron en Chamartín, pero pocos vieron lo que hacían en Cataluña. Ganaron en ese misma J19 contra el Granada (4-0) y a partir de ese momento no volvieron a perder, por lo que hoy se colocan con esa diferencia.
Sin embargo, los merengues empataron en la 21 contra el Betis, dejaron ir puntos claves, ahí subió la cuenta a cuatro de diferencia. Semanas más tarde volvieron a empatar contra Málaga y se despegaron por seis unidades.
A todo esto hay que sumarle ese juego en el Molinón que se tenía pendiente, que al final estuvo en favor de los culés e hizo que se acentuara más el problema del estratega francés y los suyos.
El Barça recibe al Sevilla mañana en el Camp Nou y si la inercia habla, volverán a sumar de a tres, por lo que ese número aumentará a doce puntos y aspirarían a sumar un total de 102, por 90 que ya podría conseguir como máximo el equipo de Valdebebas.
Solo ocho jornadas bastaron para pasar del Efecto Zidane al Defecto Zidane. Así es el futbol.