Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

Cristiano Ronaldo es el Real Madrid y el Real Madrid es Cristiano Ronaldo. Están hechos tal para cual: en las citas decisivas es casi imposible que fallen, y lo que no tenga el brillo del triunfo no comulga con sus principios.

Llegó la 12 por el camino de la lucidez. La grandeza merengue alcanza para colocarse al frente en el marcador, pese a ser sometido, tal como sucedió con el 1-0 que sentenció CR7 cuando la Juventus dominaba.

Si bien es cierto que Cristiano acapara los reflectores por su imponente poder de definición, el ‘silencioso’ Isco es quien mueve los hilos de este Madrid. El malagueño recupera, genera, desborda y aclara el panorama cuando su equipo está metido en nubarrones.

Juventus v Real Madrid - UEFA Champions League Final
Foto: Getty Images

El segundo tiempo fue una cátedra del conjunto español. No le prestó el balón a su oponente, llegaba por las bandas con Marcelo y Carvajal, Modric tenía imán en los pies, e incluso el rústico Casemiro se hizo presente con un disparo lejano que le fue desviado a Buffon y acabó en la red.

El resto fue obra de Ronaldo. Con un toque sutil definió un centro de Modric y superó al gigante italiano para liquidar el cotejo. El portugués salió corriendo en su festejo con el grito de “campeón” dibujado en los labios. El gol de Asensio fue la cereza al pastel.

El futbol tuvo justicia, ganó el mejor y no dejó dudas de ello. El gigante blanco (esta vez vestido de morado) incrementa su leyenda: es el máximo ganador de la competencia suprema a nivel de clubes.

Sencillamente, el Real Madrid y Cristiano Ronaldo son indestructibles.

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