Por: @LUISRICARDOHR
Un polvorón remojado en leche es 10 veces más resistente que la defensa de los Pumas. Los Universitarios son la segunda peor defensiva del torneo, empatados con Puebla. Los felinos han permitido 23 goles en 14 partidos, es decir, reciben 1.6 goles por encuentro. Ningún equipo de los primeros 10 lugares en la tabla ha recibido más de 19 goles. La fragilidad en zona baja de los auriazules será la causa de su no clasificación, aún si mañana le ganan al Veracruz.
Lo que los ha mantenido a flote es su gran ofensiva, pero la realidad es que con una defensa tan inestable y temblorosa como una gelatina es imposible trascender en el torneo. Pumas suele jugar muy arriba y algunos podrían decir que sus problemas defensivos son sistemáticos; sin embargo también puede ser de nombres.
Al gremio del futbol le encanta decir que alguien que no es entrenador no puede hablar de cuestiones tácticos, pero hay cosas que son evidentes para cualquiera que haya jugado aunque sea un par de cáscaras. Pumas suele ejercer una presión alta y hay mucha distancia entre sus líneas. Esta situación facilita que le ganen la espalda a los centrales y por eso los delanteros rivales aparecen en las narices del portero dos o tres veces por partido.
Aunque el #FueraPalencia es exagerado y sin fundamentos, el hecho de que Pumas juegue “adelantado” es responsabilidad del técnico. No así el hecho de que tiro por viaje la central del equipo dé más facilidades que una tienda departamental. Darío Verón y Gerardo Alcoba son centrales lentos y aunque Verón es un leyenda Puma, ya no está para ser el defensor estelar de los universitarios.
Esto no quiere decir que Verón deba irse ni mucho menos. Al contrario, el legendario número cuatro de los Universitarios debe retirarse en la institución cuando él guste, pero no por eso debe seguir siendo el titular cuando lleva varios torneos bajo de nivel y por la edad, no parece que vaya recuperar el nivel que en algún momento lo hiciera el mejor central de México. Bien podría ser un central de experiencia que entre desde la banca a “cerrar” partidos.
El desarme de la defensa Puma y los ‘relevos’ que no responden
A Juan Francisco Palencia y a esta directiva no les ha temblado la mano a la hora de decidir a quién quieren en su equipo y a quién no. El Gatillero decidió dejar ir al muy cuestionado Lalo Herrera al Veracruz en un movimiento que la mayoría de los aficionados de Pumas aceptaron sin quejas. Sin embargo, los del Pedregal también dejaron ir a Luis Fuentes, que llevaba años en la institución y a Marcelo Alatorre que junto con Memo Vázquez había sido un inamovible en la lateral derecha.
El torneo pasado, una defensa conformada por: Pikolin, van Rankin/Alatorre, Verón, Alcoba y Fuentes permitió 22 goles en todo el certamen. Hoy ya les han encajado 23 tantos y aún faltan tres fechas para el fin de la temporada regular.
El nuevo proyecto de Pumas supuestamente consiste en dar oportunidad a jóvenes de la cantera y eso es plausible; Jesús Gallardo es la muestra más clara de ello. Sin embargo, la UNAM dejó ir a media defensa sin tener jóvenes listos para tomar la batuta de la zaga y tuvo que recurrir a viejas promesas. La prueba de ello es la siguiente:
Se fue Alatorre y su relevo es José Carlos van Rankin. Este último tiene 23 años, no 18 para considerarlo un jovencito y ya hace cinco años que debutó con el primer equipo. Como el jugador no pudo consolidarse, Pumas trajo al Chelo procedente de la UDG. Aún así, los del Pedregal creyeron que tal vez ahora van Rankin sí demostraría porqué está en el primer equipo, pero se equivocaron a tal grado que a veces Toño García ha tomado su lugar.
Luis Fuentes partió rumbo a Monterrey y su relevo fue Alan Mendoza. Un canterano de 23 años de edad que llevaba un par de años flotando entre equipos de menor jerarquía, luego de no encontrar cabida en el primer equipo de la UNAM. Es decir que al menos en la zaga, Pumas no da realmente oportunidad a los jóvenes sino que como lo dijo Milenio “recicla canteranos”.
Pablo Jácquez no ha hecho del todo bien las cosas, pero bueno, al menos es un joven de 21 años apenas en su primera etapa con el equipo y que nunca antes había tenido la oportunidad. A él habrá que darle el beneficio de la duda, pero fuera de él no se ven más relevos en la zaga. Luis Quintana, última opción de Palencia para la central, ya tiene 25 años.
En fin, ya sea por rendimiento individual o por fallas en el sistema, la defensa de Pumas es más frágil que un mazapán y Tigres nos lo reitera tiro por viaje. Los de Palencia aún puede calificar pero si eso ocurre (aunque parece que no será así) no se debe olvidar que corregir los problemas defensivos es una prioridad. Un refuerzo an la zaga universitaria es una necesidad imperante, después de todo, los aficionados del equipo de la UNAM no queremos seguir sufriendo con cada gol que le anotan a los auriazules, aunque aún sí la defensa sigue siendo una broma, seguiremos apoyándolos.