Puede que la pregunta parezca obvia. Los talibanes retomaron el control sobre Afganistán y sus creencias, religión e ideología en general reprime a las mujeres de muchas formas, incluida cualquier rama del deporte femenil. Más allá de un simple “no”, hay vidas en riesgo y sueños rotos.
El régimen Talibán arrebata millones de esperanzas y termina con las luchas que se ganaron poco a poco durante muchos años. Una de las 29 prohibiciones impuestas a niñas y mujeres es, precisamente, referente a la práctica de cualquier deporte e incluso al ingreso a clubes deportivos de cualquier tipo.
Es cierto que las afectaciones al deporte no solo se quedan en la cancha de las mujeres, ya que los representantes de Juegos Paralímpicos no participarán en Tokio 2020 al no encontrar la forma de salir de su país. Sin embargo, su impacto es mucho mayor en ellas.
Y las consecuencias no solo serían para las mujeres de Afganistán protagonistas del deporte femenil. Todo aquel involucrado en la organización e impulso de esta rama podría sufrir esos “castigos”. Y los primeros estragos ya salieron a la luz de todo el mundo.
“Sus vidas están en peligro”: Khalida Popal
Khalida Popal no solo es una activista de Afganistán, pues vivió el deporte femenil en carne propia. Seleccionada nacional e incluso capitana en 2007, comenzó a jugar futbol cuando era una niña, acompañada de sus hermanos.
Su popularidad creció tanto, que las amenazas de muerte la orillaron a salir del país. Primero llegó a la India y luego aterrizó en Dinamarca, país que ahora es su hogar. Desafortunadamente el retiro llegó a través de una lesión, pero la lucha nunca terminó.
“Mi generación tenía la esperanza de crear una nueva situación para la siguiente generación de mujeres y hombres en el país. Nos sentíamos orgullosas de portar el jersey (de Afganistán) fue el mejor sentimiento. Recibí muchas amenazas por aparecer en televisión nacional, llamé a los talibanes nuestros enemigos. Mi vida estaba en grave peligro“, contó la ex jugadora en entrevista con AP.
Ahora, con 34 años de edad y prácticamente incapaz de hacer algo por las millones de mujeres y niñas atrapadas en Afganistán, Khalida Popal tiene una perspectiva única y difícil. Tiene contacto con sus compatriotas, sin poder sacarlas del régimen machista y autoritario que las rodea.
“Mis niñas envían mensajes de voz llorando. Están tristes y desesperadas. Tienen muchas preguntas y lo que está pasando no es justo. Ha sido doloroso presenciar cómo el gobierno se rindió. Las mujeres perdieron la esperanza“, contó.
“Quiero estar viva”: Nilofar Bayat
Los testimonios son aun más desgarradores cuando provienen del mismo Afganistán y sus figuras del deporte femenil. Nilofar Bayat es la capitana del equipo de basquetbol en silla de ruedas y ahora pide ayuda a España para salir de su país. El objetivo no es volver a la duela, sino evitar la muerte.
“Quiero estar viva, no quiero caer en manos de los talibanes. Ellos matan. Estoy preocupada por mi futuro, ellos no aceptan las actividades de las mujeres. Tenemos que quedarnos en casa. Espero me puedan ayudar a mí y a mi familia, necesito salvar mi vida“, dijo en entrevista con El Chiringuito.
💔 “QUIERO SEGUIR VIVA”.
🙏 Hablamos con baloncestista afgana Nilofar Bayat sobre la situación del país. #JUGONES pic.twitter.com/AZoNjZ5v6T
— El Chiringuito TV (@elchiringuitotv) August 17, 2021
Puede que nosotros no estemos en Afganistán. Los niveles de represión y machismo son extremadamente diferentes, pero eso no quiere decir que no simpaticemos con esta lucha. Independientemente de la religión y las creencias, esto ya no solo involucra al deporte y que las atletas regresen a entrenar o competir… la prioridad es salvarlas.