Por la mañana del 5 de julio, bomberos y policías de Río de Janeiro expresaron su desagrado con las autoridades con respecto a las condiciones de trabajo. A 31 días de que comiencen los Juegos Olímpicos, los servidores recibieron a turistas en el aeropuerto con pancartas que denunciaban los malos tratos que reciben.
“No se preocupe, en Río sólo 54 policías fueron asesinados en este año olímpico”, “bienvenidos al Infierno”, “Policías y bomberos no reciben salarios y cualquiera que visite Río no estará seguro”, entre otros mensajes, fueron expuestos por los funcionarios.
En la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Río, los agentes utilizaron maniquíes con tinta roja para hacer alusión a la sangre que se derrama en el país sudamericano y que las autoridades no quieren que el mundo vea.
Algunas delegaciones de la policía del estado de Río han declarado que hace falta agua, tinta para impresoras, luz y papel higiénico. Ante ello, el gobierno invirtió cerca de $850 millones de dólares para evitar que esto se volviera una “vergüenza internacional”, como lo dijo un funcionario brasileño.