Lo que necesitas saber:
El rostro del piloto ganador de las 500 Millas de Indianápolis es tallado en el trofeo Borg-Warner que mide metro y medio.
Si en el Gran Premio de Mónaco no hubo emociones, en la última vuelta de las 500 Millas de Indianápolis la batalla entre Josef Newgarden y Pato O’Ward nos tuvo al filo de la butaca, como dicen. El regiomontano estuvo a nada de llevarse la victoria en el óvalo, pero Newgarden le arrebató la victoria.
Aunque Patito lo dio todo y se esforzó hasta el final, el segundo lugar le dejó un muy amargo sabor de boca. Al bajarse del auto estaba destrozado, las lagrimas se hicieron presentes, su molestia fue evidente. Una vez más óvalo se le negó a Pato.
Pato destrozado tras las 500 Millas de Indianápolis
“It was so fucking close”, estuvimos tan ‘jodidamente’ cerca, fueron las primeras palabras que Pato dijo tras bajar de su auto. El segundo lugar se supo a una amarga derrota. La impotencia de poder quedarse con la victoria se notaba en su rostro.
Su equipo sabía el coraje que traía Pato, que uno a uno lo abrazaron para tratar de consolarlo, pero este tipo de derrotas son las que dejan una huella en los pilotos. Si antes ganar en Indianápolis era un objetivo para él, ahora es una necesidad, es una cuestión de honor. Así que seguramente veremos más de Pato en ese bendito y maldito óvalo.
Pato arrancó en el 8º lugar, sus compañeros Alexander Rossi y Kyle Larson en cuarto y quinto puesto, respectivamente, sin embargo, ninguno de ellos pudo acercarse a la pelea por la victoria.
Solo O’Ward subió al primer puesto, luego bajo, después recobró la punta y en el final Newgarden se llevó la victoria después de una lucha de esas que los aficionados del automovilismo siempre agradecen.
Tendremos que esperar la revancha de Pato, y el momento en el que al fin podrá besar la meta de ganadores, beber una botella de leche y ver su rostro tallado en el trofeo Borg-Warner.