Lo que necesitas saber:

En la década de los años 30 el Necaxa tuvo su propio estadio en la Ciudad de México.

Pocos saben que el Club Necaxa, que actualmente juega como local en Aguascalientes, llegó a tener uno de los estadios más funcionales de México, y cuyo césped fue catalogado como uno de los mejores a nivel mundial. Así como la semana pasada recordamos al legendario Parque Asturias, en donde ocurrió la primera gran tragedia del futbol mexicano, hoy te contaremos la historia del Parque Necaxa.

El equipo de los electricistas

Para hablar de este estadio primero debemos hablar del Club Necaxa, equipo fundado en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1923 por iniciativa de William H. Fraser, un ingeniero de origen escocés que se desempeñaba como gerente general en la compañía “Luz y Fuerza”, que para fomentar el deporte formó un equipo de futbol con varios trabajadores de esa empresa.

Después de participar en algunos torneos obteniendo buenos resultados, se tomó la decisión de fundar un club de futbol con todas las de la ley.

El Necaxa en el Parque Necaxa
Mediateca INAH

El equipo debutó en la Liga en 1923, mostrando un buen nivel que los llevó a terminar en la quinta posición. Tuvo que pasar muy poco tiempo para que obtuviera su primer título: la Copa Eliminatoria (actualmente conocida como Copa MX) en la campaña 1924-1925, luego de vencer al América. Un año después, los electricistas obtendrían el bicampeonato, ahora venciendo al Asturias.

De la mano de los éxitos deportivos que acompañaron al equipo en los años subsecuentes, el Necaxa comenzó la construcción de su propio estadio.

Un estadio de talla mundial

Si nunca habías escuchado hablar del Parque Necaxa es porque dejó de existir hace más de 70 años, aunque seguramente ubicas el lugar en donde estaba construido. Este estadio se encontraba a un costado del Parque Delta, un estadio de beisbol inaugurado en 1928, donde más tarde se construyó el estadio del Seguro Social y donde ahora está el centro comercial Parque Delta.

El Parque Necaxa tenía capacidad para 15 mil personas, aunque en partidos importantes podía alojar hasta a 23 mil personas de pie. Tenía 29 filas de gradas instaladas sobre una estructura tubular de madera que permitían una visibilidad perfecta de la cancha, sin importar si se ocupaban las tribunas de sombra o de sol.

Contaba además con una Casa Club de dos pisos que en la planta inferior tenía una tiendita donde se vendían refrescos y tortas, así como un par de baños (uno para damas, otro para caballeros). En la parte de arriba estaban los vestidores y cuartos por si los jugadores del equipo visitante necesitaban descansar o pasar ahí la noche; además de un consultorio médico, un restaurante, una sala de cinematógrafo y un restaurante.

Este estadio fue tan importante, que tuvo que destinarse una línea de tranvías y una ruta de camiones que pasarán por ahí.

No obstante, lo que realmente llamaba la atención de este inmueble, era su cancha, rodeada por una pista de 2 metros y acondicionada con un moderno sistema de drenaje traído de Estados Unidos para evitar encharcamientos. El césped, por su parte, era de calidad inglesa y fue instalada por técnicos provenientes de aquella nación.

Necaxa vs. Atlante, en el Parque Necaxa, durante la década de los 30.
Necaxa enfrentándose al Atlante, en la década de los años 30. Mediateca INAH.

Las crónicas periodísticas de aquellos años la ubicaban entre las más sobresalientes del mundo. Incluso durante una gira que el FC Barcelona realizó en nuestro país en 1937, su director técnico, el irlandés Patrick O’Connell, quien como jugador tuvo la oportunidad de pisar los mejores campos de futbol, habló así del Parque España luego de conocerlo:

“Esta cancha es una de las mejores que he visto en mi vida. Posiblemente no haya visto otra semejante. No tiene una sola hierba mala o inapropiada y sus dimensiones y condiciones son excepcionales, ni en Inglaterra misma he visto otra cancha igual…”.

¿Y dónde está el presidente?

El Parque Necaxa fue inaugurado el domingo 14 de septiembre de 1930 con un duelo entre el Club Necaxa y la Selección Mexicana, que terminó 5-4 a favor de los electricistas. Las entradas para ese partido costaron $1.50 pesos para las localidades en sombra, y 35 centavos las de sol.

Un dato anecdótico de esa inauguración, fue que estaba anunciada la presencia del entonces presidente de México, Pascual Ortiz Rubio, quien estaría acompañado por su esposa Josefina. Previo al encuentro se informó que por motivos ajenos a él, Ortiz Rubio no podría llegar al evento, por lo que la comitiva que ya se encontraba en el lugar inauguró el inmueble y el partido dio inicio a la hora prevista.

Para sorpresa de todos, el presidente llegó cuando transcurría la primera media hora del encuentro, que tuvo que suspenderse de forma momentánea para que el Presidente diera (a destiempo y en medio de una total desorganización) la “patada inicial”.

Unos años después, el Parque Necaxa sería el primer campo en México que albergó un juego de eliminatoria mundialista, cuando en 1933 México se enfrentó a Cuba en la búsqueda de un boleto para Italia 1934.

Selección Mexicana en el Parque Necaxa
Selección Mexicana jugando en el Parque Necaxa (Mediateca INAH).

Desaparición del Parque Necaxa

Por increíble que parezca, a pesar de ser un buen escenario para el futbol y de lo cómodo que resultaba para los aficionados, la historia del Parque Necaxa duró muy poco.

Su declive prematuro comenzó durante la campaña 1942-1943, con el fallecimiento del benefactor y fundador del equipo, William H. Frasser. A esto se sumó la profesionalización del futbol mexicano, que entre otros cambios trajo el manejo contractual de los futbolistas, haciendo obligatorio el registro de esta profesión en la Secretaría del Trabajo, generando impuestos a los clubes ante Hacienda.

La familia del ingeniero Frasser, herederos tanto del equipo como del Parque Necaxa, no estaban interesados en el futbol ni en mantenerse ligados al equipo y menos cuando la profesionalización de este deporte les generaría más gastos. Además, vieron como un buen negocio desmantelar el estadio y vender los terrenos, ubicados en una zona céntrica, sacando provecho del auge urbanístico por el que pasaba la Ciudad de México.

En estas circunstancias, la desaparición del Necaxa era inminente, e incluso se despidió al final de la liga 1942-43, para ser más exactos, el 18 de abril de 1943. Esa tarde, el Necaxa venció 4-3 al España, en un duelo celebrado en el Parque España, ante las lágrimas y desolación de sus aficionados.

Jugadores del Necaxa, tras un duelo contra el Atlante.
Jugadores del Necaxa, tras un duelo contra el Atlante (Mediateca INAH).

El regreso del Necaxa

Con la venta de su estadio, el Necaxa cayó en un limbo durante casi una década.

Esta ausencia se rompió hasta 1950, cuando los clubes Asturias y España anunciaron que se retiraban de la Liga Mayor. El senador y líder del gremio electricista, Juan José Rivera Rojas, vio una oportunidad en este movimiento y comenzó gestiones ante la Federación Mexicana de Futbol para que el equipo ocupara una de estas plazas vacantes. El proyecto finalmente fue aprobado por los federativos y el Necaxa volvió al máximo circuito para la temporada 1950-1951.

Años después el Necaxa cambiaría su nombre por Atlético Español, luego volvería convertirse en Necaxa, marcaría época en los años noventa, y se mudaría a Aguascalientes, pero esa es otra historia que algún día también te contaremos.

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