Paola Espinosa, la mejor exponente mexicana femenil en clavados, bien podría haberse retirado con honores con dos medallas olímpicas, más de una decena de oros en Copas del Mundo y una amplia colección panamericana y centroamericana, además desde hace dos años es madre. Sin embargo, la clavadista está a las puertas de unos Juegos Olímpicos más y quiere medalla y comparte a Sopitas.com el motivo por el cual no sólo se mantiene en competencia, sino que aspira a la gloria una vez más, ahora en sincronizados desde el trampolín de tres metros.
“Me gusta mucho lo que hago, me apasiona mucho lo que hago. He sido siempre una mujer que ha creado sus propios objetivos y mis propias metas, yo no quiero ser como alguien, yo quiero ser Paola Espinosa, quiero seguir escribiendo mi propia historia. Donde no había medallistas olímpicas mujeres, lo logré, y lo logré por segunda ocasión, también quiero demostrar que siendo mamá puedo seguir peleando por mis sueños, que es llegar a otros Juegos Olímpicos, convertirme por tercera ocasión en medallista olímpica ya siendo mamá, teniendo una familia y que puedo seguir rompiendo los paradigmas de que no se puede, que la edad y mil cosas que se pueden decir, para mí el tal vez no existe, para mi es lo que haces ahora, estoy contenta, estoy feliz, entonces ¿Por qué lo hago? Porque me gusta, porque quiero y porque puedo”, compartió en entrevista.
¿Cómo vives esta cuarentena?
Dentro de todo, bien, estoy pasando momentos muy padres con mi hija, Ivana, tiene dos años, entonces estamos pasándola bien, haciendo cosas que en mi vida normal no me daba tiempo, con ella estoy jugando todo el día, compartiendo desayuno, comida y cena. Todo se está viviendo distinto y lo estoy disfrutando muchísimo, hasta el hecho de hacerle manualidades, de cocinarle, hacer ejercicio juntas, cantar, bailar, eso es lo positivo y lo bonito de estar en casa en esta cuarentena, mi mamá también está en la casa conmigo y la cuido mucho porque ella ya está grande, junto con mi pareja, Iván, y con Ivana.
¿Cómo tomas el aplazamiento olímpico?
Fue un golpe duro, no te voy a mentir, puesto que ya me veía compitiendo en los Juegos Olímpicos, llevábamos una racha muy buena mi compañera y yo, Melany Hernández, con buenos resultados y entre las mejores del mundo en Corea, nos estábamos acercando a este momento olímpico y de repente nos dicen que se aplazan. Pero hay que verle el lado positivo, porque no sólo es para nosotros, es para el resto del mundo. Al final no podemos controlar la pandemia, pero sí puedo controlar mis pensamientos, mi cabeza, debo mantenerme positiva, activa y en forma, esperando que esta reestructuración de vidas se me pase más rápido con mi hija, disfrutándola, besándola, amándonos muchísimo.
¿Qué competencias quedaron pendientes para ti?
Las series mundiales, que después del selectivo nacional en la Ciudad de México ya volábamos a Rusia y a Inglaterra, pero tuvimos que regresar a Guadalajara, pues ya no se hicieron estas dos competencias. Había todavía en puerta la Copa del Mundo para conseguir los otros pases olímpicos que hacían falta y por supuesto los Juegos Olímpicos.
Iván Bautista ha pedido la plaza olímpica para ti ¿De qué manera tomas esta postura y este apoyo?
Yo le doy el crédito a mi entrenador como lo que es. Iván Bautista es el entrenador mexicano con más medallas olímpicas, es una persona a quien hay que escuchar, por algo es el entrenador más exitoso en todos los tiempos. Melany y yo estábamos en nuestro mejor momento después de la Serie Mundial de Canadá, donde quedamos sólo detrás de Canadá, China faltó por el tema del Covid, pero somos una pareja muy prometedora, tenemos muchas ilusiones de seguir entrenando después de que pase todo este proceso. Creo ciegamente en las palabras de Iván Bautista, y sé que cuando él tiene estas propuestas es porque quiere lo mejor para México.
¿Cómo ha sido el proceso de adaptación con él?
Desde el día me hizo sentir parte de su equipo de trabajo. Trabaja totalmente distinto, con base en lo que ha estudiado, con base a un plan y el plan va enfocado a tu mejor momento en cada competencia, te puedo decir que hace muchísimo tiempo, yo creo que más de 10 o 15 años, no entrenaba tanto como ahorita, exige muchísimo trabajo y eso me gusta, nos hemos acoplado muy bien. Hace un plan específico para cada atleta, por eso valoro muchísimo su trabajo, además es un gran motivador y una persona que te entiende para el momento de entrenar.
¿Cuál es el camino trazado en el aspecto físico para llegar bien a Tokio?
Ya me quité esto de la edad porque no es un limitante para mí, cada vez me siento mejor preparada y creo que el tema era subir de peso. He tenido al mejor equipo de trabajo, tengo una muy buena nutrióloga, que es Karina Salazar, todo el tiempo está al pendiente de mí, he aumentado de peso y de músculo gracias a la parte física con mi entrenador Adrián, mi psicóloga Jimena y la parte médica con la doctora Andrea. Me siento mejor, cada vez muevo más el trampolín. Para saltar de la plataforma debes ser muy delgada, para el trampolín es todo lo contrario y lo estoy logrando, pero la ilusión de estar en unos Juegos Olímpicos pesa más que todo esto.
¿Qué debe suceder para que esa plaza tenga tu nombre y apellido?
Es una plaza que ya me gané en Corea, es la plaza más complicada que se podía conseguir porque hace muchos años que no se podía conseguir esta plaza de sincronizados en los tres metros, desde Atenas 2004 no podíamos llevar equipo completo porque no se conseguía la plaza olímpica. Conseguirla después de un embarazo fue muy difícil y lo logramos, entonces creo que lo más justo es que se respete ese trabajo, estas horas de entrenamiento y constancia, porque no somos atletas para una competencia, después se nos olvida y justo cuando viene la competencia entrenamos, nosotros somos atletas comprometidas, que tenemos claro que la única manera de conseguir una medalla es con trabajo, puliendo detalles y sincronizando cada vez mejor
Y eso se nota porque los jueces ya nos empiezan a querer, eso se notó en la serie mundial, porque clavados es una deporte de apreciación y este año es crucial para que los jueces comiencen a ver quienes son los que pueden pelear por las medallas en Olímpicos y Melany y yo tenemos ya esa ventaja porque nos han visto en competencias y nos han visto hacerlo bien. La Federación tiene que dar el aval de que podemos ser nosotras y nada nos daría más tranquilidad que esa plaza ya tenga nuestros nombres, porque no es lo mimos estar cortando preparación para un selectivo y otro selectivo que ya preparar los olímpicos para que nuestro nivel y trabajo esté sólo enfocado a la prueba.
Tokio se perfila para ser los últimos Juegos Olímpicos ¿Es así?
(Risas) Esa pregunta me la tienes que hacer terminando los Juegos Olímpicos. Ahorita estoy pensando en Tokio, lo que tengo en frente y nada más.
Sabemos que además de lo deportivo, hay un aspecto altruista enfocado a la infancia.
Este 30 de abril cumple seis años mi fundación trabajando al beneficio de la niñez mexicana y combatiendo el sobrepeso, obesidad y el bullyng infantil. Hemos ayudado a más de cinco mil niños a través de activaciones físicas, pláticas motivacionales con motivo del bullyng y la violencia. Quiero dejar en los niños el factor motivacional en el que una mujer a quien vieron ganar una medalla para México esté con ellos; tenga la oportunidad de decirles y si yo pude ganar una medalla, tú también la puedes tener, lucha por tus objetivos y por tus medallas.
Ahora también soy una colaboradora de Acnur (Agencia de las Naciones Unidas para refugiados) en América Latina, y es una organización que salva vidas, que protege a la gente que ha salido de sus comunidades o de su país por violencia, persecuciones y mil cosas y se quedan sin familia y sin casas y ser una colaboradora de ellos me parece que empata conmigo y con este interés activista.