Pablo Vicó es el hombre de moda en el futbol argentino. Tiene 72 años y literalmente vive en las instalaciones del Brown de Adrogué, pues cuenta con un cuartito a unos metros de la cancha. Un día se puso a contar los pasos que hacía desde su casa hasta la cancha y fueron 70.

Los jugadores a veces lo encuentran barriendo, preparando comida o limpiando los baños. Le dicen el “Ferguson del ascenso”, pues dirige al primer equipo del Brown desde 2009, pero su apodo insignia es “Don Ramón”, por ser delgado y tener bigote como el personaje de El Chavo del 8 además de su peculiar amuleto.

En 2015, cuando su equipo estaba en la Tercera División, ascendió a Segunda tras vencer en el último minuto al Deportivo Morón y hoy es la sensación del futbol argentino porque el lunes eliminó a Independiente 4-3 en tanda de penales y clasificó a los Octavos de Final.

En ambos casos, el ascenso y la clasificación a Octavos en la copa, hubo un común denominador, la presencia de un muñeco de Don Ramón, el cual se ha convertido en el amuleto del equipo.

Ese muñeco es del utilero, se lo han pedido montones de personas y lo saca en momento claves del equipo, como en una definición por penales, cuando falta poco para terminar un partido como fue en la cancha del Morón. Ese muñequito siempre nos da la suerte que necesitamos para determinadas ocasiones”, explicó Vicó.

El timonel, quien también tiene un cierto parecido físico con Ricardo Antonio La Volpe, es una especie de enemigo de la moda. Nunca luce traje o camisa. “Es rara la vez que no me encuentres con la ropa del club puesta. Hay técnicos que dirigen en saco y corbata, pero yo no puedo, no estoy cómodo. Déjenme así, quiéranme como soy”.

Ahora, el siguiente reto de Don Ramón y su muñequito de la suerte apuntan hacia el duelo de la próxima semana contra el Central Córdoba, equipo de la Cuarta División que también ha dado la sorpresa en el torneo y por qué no, soñar con el ascenso a la Primera División.

El otro lado de la moneda

En 2015, Vicó sufrió uno de los golpes más fuertes de su vida, pues perdió a su hijo Cristian en un accidente de tránsito. La camioneta que conducía su hijo fue golpeada por otro auto, conducido por ladrones que intentaban escapar. Tras algunos días en el hospital Cristian falleció y Pablo consideró la opción de dejar al club, con el que finalmente ascendió.

El triunfo se lo dedicó a su hijo y la afición del Morón terminó aplaudiéndole pese a la derrota de los suyos.

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Sergio Ramírez es periodista egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha trabajado en Diario Estadio, La Razón de...

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