Hace poco les contamos de las inclemencias, el frío, la lluvia y algunas historias de éxito que hubo en la Maratón de Boston, una de las pruebas de mayor renombre en el mundo del ‘running’ y que fue ganada por un desconocido japonés de nombre Yuki Kawauchi.

Unos días después de haber celebrado y regresado a su país con una medalla que lo llena de orgullo, el nipón reveló su historia, que es inspiradora para su gente y por qué no, para los que vemos imposible lograr cumplir una meta.

Kawauchi no tiene estudios superiores y es un humilde conserje de un colegio en Saitama, Japón, donde todos los padres de familia lo conocen como un servidor público. Comenzó a correr en 2009 porque su hermano lo motivó, ya que es semi profesional y practica solo una vez al día.

A pesar de que su hermano sabe más de técnica para correr, Kawauchi se impulsa por su “orgullo”, no tiene entrenador personal, calzado de una marca costosa en sus pies o algún otro patrocinio, simplemente él se pagó todo.

Es un corredor amateur que ha bajado de 2:20 horas en 79 de las 81 competencias, es un ‘diamante’ para las distancias largas que nadie había descubierto y que ahora seguro lo pulirán. Una semana ante de ganar en Boston, fue la sensación en una Media Maratón en Japón por salir con un disfraz de panda para correr (WTF?) y llegar segundo en la carrera.

Kawauchi ganó 150 mil dólares en Boston y piensa usar ese dinero para mejorar su marca que es de 2:08:14 hrs en los 42.195 kilómetros de distancia.

Su victoria sorprendió a todos en el día más frío de las últimas 30 ediciones de la carrera, con lluvia constante y fuertes vientos,a demás que no figuraba entre los favoritos donde destacan puros runners africanos.

“(Estoy) meditando renunciar como funcionario a partir de abril del próximo año y convertirme en profesional (del maratón). Quiero usar el dinero del premio para poder hacer eso”, explicó el corredor a su llegada a Japón.

“Al menos que cambie mi entorno, no seré capaz de mejorar mi mejor marca. Como corredor japonés quiero competir con los mejores talentos del maratón por todo el mundo”, afirmó.

Pero como la sangre llama, Kawauchi dijo que no iba a deja botada la chamba y le dará un año a la escuela para conseguir quien lo supla y celebrar los 100 años del colegio donde labora.

Con esto nos demuestra Kawauchi que si se quiere se puede, no hay pretextos para conseguir llegar a cualquier meta que nos propongamos. ¡Aplausos!

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