Para los pocos que no lo conocían, Nelson Mandela, ‘Madiba’ para los suyos, el prisionero 466/64 de Robben Island para los que vieron en él el estandarte perfecto de una cruzada pacífica.

Un mito político, el arquitecto de la Sudáfrica multirracial, el hombre que fue capaz de unir a su país, y al mundo entero, a través del futbol y el rugby.

Foto: Getty Images

Futbol y Rugby, dos deportes desiguales

Por imposible que parezca, estos dos deportes desiguales entre sí, uno de blancos, el otro de negros, permitieron a ‘Madiba’ luchar por todos lados contra la vergonzosa política de ‘apartheid`.

“Mi cabeza sangra, pero no se inclina”, fueron las palabras que inspiraron a Nelson Mandela durante 27 años en prisión. Inspirado por el poema de William Ernest Henley y con la pasión del Rugby, Mandela demostró que la unión hace la fuerza y que Sudáfrica era una nación libre de prejuicios.

Con esos dos balones, Mandela estaba en todos lados. En los sueños del mundo que quería una Sudáfrica multicolor, en los presos, sus compañeros en la década de los 60`s, que anhelaban jugar al futbol, y la de los blancos que entendieron muchos años después que las razas no son de colores, más bien de libertades.

“Al principio teníamos que jugar a escondidas, en nuestras celdas, fabricando los balones con papeles. Si nos descubrían jugando nos castigaban de varias formas, como no darnos de comer”, contó alguna vez Tony Suze, uno de sus compañeros de celda.

Así que a Nelson no le quedó más remedio que intervenir, una vez más, en su lucha por la igualdad, y para que aquellos oprimidos pudieran tener un rato de su gran deporte más deseado: el futbol en la prisión.

Los dejaron jugar apenas cuarenta minutos por sábado. La pasión pudo más: desde el fondo de las restricciones, armaron una Liga. Ocho equipos comenzaron aquella revolución, ese  pequeño mundo con sueños de libertad.

Nelson Mandela

El futbol, deporte de negros en aquella Sudáfrica de rugby blanco y exitoso, resultaba un lugar de encuentro. Los abrazos de gol eran mucho más que eso. Así sabían ellos que estaban juntos.

En ese mismo espacio de cautiverio convivieron muchos de los héroes de una idea que luego se hizo país y que con aquella impronta se transformó en el Primer Mundial de Africa. Entre esos prisioneros de aquellos días  Mandela, Walter Sisulu, Govan Mbeki, Robert Sobukwe y Kgalema Motlanthe, los mismos nombres que permitieron que ahora la bandera de Sudáfrica sea más colorida que cualquier otra.

Y el futbol, de aquella ‘liga’ tan ‘rústica y cavernaria’ de las mazmorras africanas, mostró también que juntos eran mejores.

 

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