La Selección Mexicana cumplió con el primero de dos juegos a puerta cerrada en el Estadio Azteca ante Costa Rica, luego del castigo que impuso FIFA por el grito homofóbico, el cual se trata de erradicar de una vez por todas.

El equipo tico aprovechó que solo pudieron entrar al Azteca dos mil personas invitadas (no hubo venta de boletos), así como la mala puntería del equipo mexicano, que se quedó sin gol y firmó un empate sin goles. Por ahora así queda la tabla del octagonal, la Selección Mexicana podría irse a puestos de repechaje si pierde contra Panamá…

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Rumbo al estadio

Desde que nos acercamos al Azteca se sintió un ambiente diferente. Hicieron falta las “peregrinaciones” de playeras verdes sobre Tlalpan.

¿Hoy juega México acá?”, pregunta una persona que transita por las inmediaciones del Estadio Azteca al percatarse de la presencia de un vendedor de playeras pirata. Sí, pero es sin aficionados, por lo de puto”, responde el vendedor.

La estación del Tren Ligero del Estadio Azteca lució como cualquier otro domingo, salvo por unas cuantas decenas de aficionados con playera de la Selección, que formaron parte del grupo de los dos mil seguidores que pudieron ingresar al partido por invitación.

¿Cómo fue el México vs Costa Rica en el Azteca semivacío?

Sin duda el partido contra Costa Rica resultó una experiencia sonora distinta. Se extrañó el bullicio de las decenas de miles de aficionados en las tribunas y más cuando se trata de un juego de eliminatorio para el Mundial. Parece juego del Necaxa”, comentó un compañero de la prensa.

Por momentos se hizo un silencio, como de esos incómodos, mismo que permitieron escuchar el sonido golpeo del balón, así como algunos gritos de narradores, tanto nacionales como ticos.

Sin embargo, la afición mexicana se las ingenió para no hacer tantos silencios incómodos, de modo que se dejaron escuchar porras, cánticos, chiflidos y uno que otro reclamo al “Chaka” por errar algún pase: “¡Aaaah, no mames!”.

Sin embargo, esos silencios se hicieron una constante en el segundo tiempo, pues sin gol no hay fiesta, ya sea para 100 mil aficionados o solo dos mil.

¿Y qué tal el experimento para controlar el grito?

Se podría decir que resultó todo un éxito, tomando en cuenta la cantidad de personas que ingresaron y el hecho de estar controlados por animadores en cada sector de cada tribuna.

No se hizo presente el grito de “puto” a lo largo de los 90 minutos, y eso que Keylor Navas hizo varios saques de meta. Pero ¿habría resultado lo mismo con más de 70 mil aficionados frustrados por el empate sin goles al minuto 70?

Al final el que terminó por pagar los platos rotos fue el “Tata” Martino, a quien le pidieron dejar la Selección Mexicana tras el empate sin goles: “¡Fuera, Tata, fuera, Tata!”.

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Sergio Ramírez es periodista egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha trabajado en Diario Estadio, La Razón de...

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