Escribo estas lineas horas antes del partido entre México y Arabia Saudita. Desconozco si México logrará el milagro y se clasificará a octavos de final, o si bien, esta selección se convertirá la primera en 44 años que queda eliminada en primera fase.
Este dato no es menor, pues muchos de nosotros hemos nacido, crecido y vivido con el privilegio (y al mismo tiempo el martirio) de ver a nuestra selección avanzar a Octavos de final, y de soñar con un quinto partido que sigue sin llegar.
44 años después, estamos en la antesala de una nueva eliminación y repitiendo el ciclo futbolístico por excelencia: culpar al técnico en cuestión, señalar a los dueños como los responsables de la debacle mundialista y pensar que el mea culpa que harán algunos directivos, servirá para “cambiar las cosas”. Pero en realidad, lo único que cambia es el enojo del aficionado, por una nueva esperanza de que “ahora sí”, las cosas serán diferentes, aunque nunca lo sean.
Para dimensionar lo que esto significaría, habríamos de pensar que José López Portillo era el presidente de México la última vez que no se avanzó a segunda fase de un mundial. Freddy Mercury seguía sacando discos con Queen, Hugo Sánchez era un jovenzuelo que aún no se iba a España, y Star Wars a ‘New Hope’ era una película nueva, de la que apenas se hablaba en nuestro país.
36 de mis 42 años de vida los he pasado viendo fútbol, y al menos los últimos veintiocho, he escuchado la promesa del “quinto partido” sin que se cumpla, pero quizá, lo que más vergüenza nos debería dar es repasar las burlas, insultos y menosprecios que sistemáticamente hemos hecho contra la MLS y el fútbol estadounidense, sin darnos cuenta de lo mucho que tenemos que aprenderle.
Sí, Estados Unidos no clasificó al Mundial de Rusia 2018, pero ese fue su punto de partida, para trazar un plan que le permita competir no sólo en Qatar sino precisamente en el mundial que organizará junto con México y Canadá en el 2026.
En el presente ciclo mundialista, Estados Unidos derrotó a México en tres de los cuatro los partidos oficiales que se disputaron: Final de Copa Oro, Final de Nations League, eliminatoria mundialista disputada en Cincinnati y la única vez que el Tri pudo meter las manos fue en con el empate a ceros en el juego de eliminatoria disputado en estadio Azteca.
Tal vez la MLS no sea (todavía) una de las ligas más vistosas y espectaculares, pero hoy por hoy, es la que mejor está trabajando sus canteras, formando jugadores y facilitando su salida al fútbol europeo para que adquieran mayor roce, experiencia y por supuesto valor para su selección y sus equipos. Un ejemplo de ello, es el promedio de edad de su selección en Qatar de apenas 24 años, y los nombres que poco a poco comienzan a convertirse en figuras, como Pulisic, Musah, Adams, McKennie, Weah….
El fútbol mexicano, en cambio, se enfrenta al fin de una generación que para muchos fue “dorada” pero que tampoco consiguió mucho. Este mundial será el último para la mayoría de jugadores que están en la selección, y la pregunta es ¿dónde está y qué pasará con la siguiente generación, que no calificó al mundial sub-20, que se quedará sin Juegos Olímpicos en el 2024 y que tampoco tendrá muchos partidos competitivos, al no jugar eliminatorias rumbo al 2026?
Esa es la pregunta que se debería priorizar. No quién es el próximo técnico, sino ¿cuál es el verdadero proyecto, que potencialice no sólo a una selección de cara al 2026, sino a toda una estructura deportiva y futbolística que hoy más que nunca debe aceptar la crisis por la que atraviesa?
Hoy no sé cual sea el resultado que obtenga la selección. El panorama si clasificamos, tampoco es muy alentador que digamos, enfrentándonos a Francia. Pero más allá de eso, jugadores, cuerpo técnico y sobre todo directivos, se den cuenta de que es momento de empezar de cero.