México dio una cátedra. Fue un himno al contragolpe. Una melodía exacta, una partitura puntual para dominar al gigante alemán. Una jugada que resultaría indefendible para un equipo de titanes. El gol de México, el disparó del ‘Chucky’ Lozano merece el Nobel al plan perfecto. El TRI se sincronizo al compas de la velocidad de la luz. Los aztecas colonizaron a Alemania a partir del mazo y la rapidez de 11 Usain Bolts.

El virtuoso gol de Hirving no solo evidencio a la cansada campeona mundialista, sino que mostró una de las mejores versiones de México en el torneo de torneos. La soberbia ejecución del TRI freno en seco a la inmensa maquinaria europea.  Una vez más la fe le ganó a la razón. Dicen que el Futbol existe para esperar un milagro. Lo de hoy fue un prodigio inolvidable.

Esa extraña manera de ser México

 Algo ocurre con el TRI cada que enfrenta a una superpotencia. Se muta, y entonces el pequeño gigante se trasforma en un inmenso Goliat, con un as bajo la manga. El TRI  no solo evidenció la falta de condición de Alemania para hacer una carrera de 100 metros, sino que además negó la historia teutona. ¡Dio la primera gran campanada del Mundial!

¿Qué fue de Alemania?

 A penas hubo rastro de aquel equipo que goleo a Brasil en el Maracaná (7-1), de esa seductora trituradora. México con su inmenso deposito sentimental, le cambio las palmas por una inmensa corona de espinas. Sin colmillo alguno, la Mannschaft se sofocó a los 15 minutos, cuando un comando de Flash corrió y corrió por toda la cancha.

5 veces Rafita Márquez

Y por si algo más faltara a esta extraordinaria tarde, el incansable Rafa Márquez se paseo por Moscú para dejar por ahí, su inmensa leyenda, custodiado por la ‘Tota Carbajal’ y Lothar Mathaüs, sí, un alemán, Rafa se hizo inmortal.

México ya no está convaleciente, más bien se ha despertado el gigante.

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