Lo que necesitas saber:
Leo Beenhakker fue el entrenador que debutó a Memo Ochoa con el América, en febrero de 2004
Leo Beenhakker falleció este 10 de abril, dejando atrás un legado increíble y momentos inolvidables para el futbol mundial. Parte de ese legado lo dejó en el futbol mexicano, tanto por el América inolvidable de los 90, como por debutar a un tal Memo Ochoa.

Leo Beenhakker debutó a Memo Ochoa en el 2004
Y es que hablar de Leo Beenhakker es hablar de un entrenador legendario. Fueron décadas dirigiendo a diferentes equipos y selecciones, y debutando futbolistas que llegaron muy alto (AQUÍ te contamos más sobre su gran trayectoria).
Y uno de los grandes futbolistas que debutó, fue nada menos que Guillermo Ochoa. Beenhakker regresó al América para una segunda etapa en 2003 y se mantuvo hasta junio del 2004, dos torneos donde no pudo trascender como se esperaba con las Águilas.
Pero en ese lapso, el domingo 15 de febrero del 2004, por primera vez puso en la alineación titular a Paco Memo Ochoa, en un partido contra Monterrey. Desde ese día quedó claro que el jovencito guardameta tenía cualidades, talento y se aventaba unas atajadas espectaculares. Nadie se equivocó al predecir desde entonces que tenía un futuro brillante por delante.

Memo Ochoa se despide de Leo Beenhakker: “Siempre estaré agradecido”
Naturalmente que tras darse a conocer la muerte de “Don Leo”, Guillermo Ochoa fue uno de los primeros jugadores en enviar un emotivo mensaje. Todo jugador recuerda con cariño a ese entrenador que los debutó en el futbol profesional, y en el caso de Memo Ochoa, ese fue Leo Beenhakker.
“Hoy se fue alguien muy importante en mi vida… me duele el alma. Gracias, míster Leo Beenhakker, por confiar en mí cuando apenas comenzaba, por darme la oportunidad de debutar y por apoyarme en mis primeros pasos como profesional”, escribió Ochoa en sus redes sociales, junto a algunas fotografías de cuando Leo lo dirigía en el América.
Y es que si Memo Ochoa mantiene la esperanza de jugar su sexto Mundial en 2026, es gracias a que ese 15 de febrero Beenhakker decidió ponerlo a jugar.
“Tu visión, tu experiencia y tu confianza marcaron el inicio de mi camino y dejaron una huella profunda en mi carrera y en mi vida. Siempre estaré agradecido contigo. Descansa en paz, míster. Te recordaré con admiración y cariño. Gracias por todo”.

No lo puedes ver, pero estas líneas se escribieron con lágrimas en los ojos (ooooooh qué tiene, me puse sentimental).