Considerada como uno de los eventos más trágicos en la historia del Reino Unido, la masacre de Dunblane cambió la vida de Andy Murray para siempre. El ahora exitoso tenista era sólo un niño y se transformó en un sobreviviente.
La historia del 13 de marzo de 1996 comienza con Thomas Watt Hamilton, quien tenía 43 años de edad y fue jefe de un grupo de boy scouts. Sus superiores lo habían expulsado por mala conducta y manifestó los problemas que tenía de la peor manera.
A las 9:30 de la mañana de aquel miércoles, el ex líder ingresó a la escuela primaria de Dunblane, Escocia, armado con 4 pistolas y aproximadamente 700 cartuchos: se dirigió al gimnasio, donde tomaban clase algunos de los alumnos más pequeños.
Sin pensarlo 2 veces, Thomas Hamilton disparó contra el grupo. De inmediato, terminó con la vida de 15 pequeños y de la profesora que estaba a cargo; sin embargo, hubo más heridos.
Para salvar su vida en la masacre de Dunblane, y también la de su hermano Jamie que es un año menor, Andy Murray tuvo que esconderse abajo de una mesa. Los hermanos estaban en un salón diferente y al comenzar el ataque, recibieron la instrucción de cantar para no escuchar lo que sucedía a pocos metros.
Mientras tanto, otros niños y adultos sufrían los momentos más difíciles de sus vidas. Otro pequeño falleció en camino al hospital, pero 12 más y 3 adultos se quedaron hospitalizados durante varios días; de acuerdo con el reporte de El País, se perdieron 17 vidas.
La relación de los Murray con el asesino
Aunque la masacre de Dunblane no es un tema que Andy Murray toque constantemente, es obvio que lo marcó para siempre. A esto hay que sumarle que antes del atentado, convivió con Thomas Hamilton.
En el documental Andy Murray: Resurfacing, el tenista recordó esta etapa de su vida. No obstante, el haber tenido sólo 9 años de edad provocó que olvidara muchas cosas.
“Para todos los niños que estábamos ahí, fue difícil. Conocíamos al chico, íbamos a su club, había estado en nuestro coche y lo llevábamos a la estación de tren“, reveló el campeón de 3 Grand Slams.
Luego de disparar a asistentes y personal de la escuela, Watt Hamilton se llevó una de las pistolas a la boca y se suicidó. Pero ese era sólo el comienzo del sufrimiento para cientos de familias.
En medio de la incertidumbre, los padres llegaron al lugar para reencontrarse con sus hijos. No todos pudieron hacerlo, pero Judy Murray fue una de las afortunadas, pues volvió a abrazar a Andy y Jamie.
25 años después, el recuerdo de las vidas perdidas se mantiene. El antiguo gimnasio fue derribado y en su lugar, ahora existe un memorial en honor de las víctimas de aquel terrible 13 de marzo.
