El deporte mexicano tiene un antes y un después de Lorena Ochoa, la golfista que nos dio la lección que la familia siempre es primero.
A sus casi 38 años, Lorena Ochoa puede presumir muchas cosas. Entre ellas haber ganado dos Majors, el Kraft Nabisco y el St. Andrews pero la más importante, es que prefirió la familia, antes que mantenerse en la cima del deporte.
Nunca dejó de soñar:
La carrera de Lorena Ochoa comenzó a los 5 años. Desde esa edad comenzó a practicar golf y nunca paró hasta que decidió dejarlo en 2010, cuando tenía tan sólo 28 años y para muchos, teniendo todo por delante en el mundo del deporte.
Cuando era pequeña ganó cinco veces consecutivas el Junior World Golf Championships que significaron una beca en la Universidad de Arizona.
El momento en el que Lorena Ochoa comenzó a competir profesionalmente, coincidió con el de Annika Sörenstam pero para la mexicana no fue un impedimento. Fue considerada la mejor deportista del país a nivel mundial en esa etapa.
El inesperado retiro:
En 2010, Lorena Ochoa sorprendió a todos. Llevaba 158 semanas en la cima de la clasificación y había conseguido dos títulos pero sus deseos de tener una familia, fueron más fuertes.
“Para mí, casarme y tener una familia era más importante. Ahora que soy mamá, no cambiaría eso por nada del mundo y me siento bendecida. Estoy muy muy feliz de haber tomado esa decisión en el momento correcto y ahora puedo disfrutar 100% una segunda etapa de mi vida“, declaró para CNN.
Una mamá feliz:
Ahora Lorena Ochoa puede presumir que ganó todo lo que pudo ganar. Tiene 27 victorias de la Asociación de Golf Profesional para Mujeres (LPGA por sus siglas en inglés), dos títulos y por supuesto, tres hijos que la tienen más feliz que nunca.
