Dinero va, dinero viene, pero cuando uno escucha que el Paris Saint Germain pagó 222 millones de euros para hacerse por los servicios de Neymar, es imposible no pelar los ojos como el mismísimo Roger Rabbit.
Y es que estamos hablando de cuatro mil ochocientos ochenta y cuatro millones de pesos…. Casi nada para Javier Duarte, pero una fortuna para cualquier mortal que como hemos visto, podría alcanzar para comprar a toda clase de jugadores, equipos y estadios.
Estamos hablando del fichaje más caro de la historia, pero también uno de los de mayor trasfondo político. Y es que el PSG es propiedad del Qatar Sports Investment, un fondo de inversión fundado en el 2005 con el fin de pavimentar el camino para que Qatar pudiera convertirse primero en candidato y después en sede del mundial del 2022.
No es un secreto que los últimos 15 años inversores cataríes han escupido petrodólares por doquier. Que si en la playera del Barcelona, que si comprando el Manchester City o en su defecto el PSG.
La viabilidad del mundial de Qatar se ha cuestionado desde el inicio, pero en las últimas semanas se ha cuestionado aún más, después de que Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Egipto y Bahrein, rompieran relaciones diplomáticas con Qatar.
Si bien la FIFA ha dicho que no se pronunciará al respecto, el comité organizador busca anclar el proyecto mundialista, y una de sus claves es acercarse a grandes iconos del fútbol para que puedan fungir como embajadores de dicha sede y por lo visto, la principal figura será Neymar, que a diferencia de Messi o Cristiano Ronaldo, estaría llegando al Mundial de Qatar a los 30 años de edad y probablemente como la máxima estrella del fútbol mundial.
De ahí se puede explicar el contrato de 5 años (es decir, hasta el 2022 que es cuando se juega el mundial) que el PSG pondrá en la mesa del brasileño pero al mismo tiempo, este puede ser el truco que utilice el PSG para no romper el Fair Play Financiero de la UEFA.
Y es que los 222 millones de euros con los que Neymar se desligó esta tarde del Barcelona podrían ser justificados mediante la figura de ingresos por contratos de publicidad y derechos de imagen de Neymar, lo que hasta cierto punto eximiría al PSG de romper el Fair Play financiero.
Y es que un fichaje que costará más de 500 millones de dólares en cinco años puede parecer una exageración, pero ¿a poco creían que le iban a pagar todo eso nomás por jugar al fútbol?
