Lo que necesitas saber:
"La Petatera" es una plaza de toros en Colima que cada año es reconstruida con maderas, petate e ixtle.
Por sí misma, la existencia de este sitio parecería imposible: imagina una plaza de toros que, desde hace más de un siglo, se monta y desmonta una vez al año, construida con materiales orgánicos y que, por su proceso de armado, es considerada la artesanía más grande del mundo. Todo eso y más es La Petatera, uno de los recintos deportivos más surrealistas del mundo.
Si no habías oído hablar de ella, es porque este sitio es relativamente poco conocido, a pesar de su relevancia histórica y cultural. Por ello, te contamos todo lo que debes saber sobre La Petatera, que debe su nombre a la materia prima con la que está construida: el petate.

Origen de La Petarera
Para conocer la historia de La Petatera debemos remontarnos a mediados del siglo XVII, cuando varios sismos devastaron lo que hoy es el municipio del mismo nombre. Temerosos de esta situación, en 1658 los habitantes adoptaron a San Felipe de Jesús como santo patrón, para que los protegiera de los sismos y del volcán de Colima, consagrando en su honor las fiestas religiosas y paganas de principios de febrero -incluidas las corridas de toros y eventos charros-.
Originalmente, las Fiestas Charrotaurinas que acompañaban esta celebración se realizaban en una simple palizada que se colocaba en el centro de la ciudad de Colima. Con el paso de los años esta obra se fue perfeccionando hasta asentarse en la ciudad de Villa de Álvarez, donde permanece hasta nuestros días.
En julio de 2013, La Petarera, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de Colima.
Características de La Petarera
Conforme se acerca el mes de febrero, en un terreno ubicado en la carretera Villa de Álvarez-Minatitlán, a 500 metros del panteón Municipal, se comienza a levantar esta obra, elaborada a partir de maderas y petate, con procesos artesanales indígenas.
Lo primero que se hace es ubicar el centro del terreno, para trazar el círculo donde estará el ruedo, que con un diámetro de sesenta metros es de los más grande del mundo.
Arquitectónicamente hablando es considerada una obra inteligente. Cuenta con un esqueleto flexible, entretejido y amarrado con cordeles y sogas de ixtle que le dan estabilidad y resistencia estructural, no sólo a los sismos, sino también al movimiento de los espectadores.
Este entramado, conformado con distintos tipos de maderas que se dan en la región, facilita que por medio de polines y largueros absorban esfuerzos de tracción y transmitan mediante horcones las fuerzas de compresión al terreno. Todo esto con un costo de construcción relativamente bajo.
Las gradas de madera, divididas en 70 tablados o secciones, están levantadas en un área de dos mil metros cuadrados, que permiten un cupo aproximado de 6 mil 400 espectadores.

Un trabajo en equipo
Desde 1857, habitantes y artesanos de Villa de Álvarez comienzan la tradición de construir La Petatera. Las piezas son aportados por las familias más tradicionales de Villa de Álvarez, a quienes se les llama “tabladeros” o “concesionarios”.
Hace un momento mencionamos los 70 tablados en los que están divididas las tribunas. Pues bien, cada uno de ellos pertenece a un “tabladero” distinto, que cada año se encarga de construir y desmantelar la estructura, además de almacenarla durante el resto del año.

En total, para la construcción de La Petatera se requiere el trabajo de entre 25 y 30 artesanos durante 6 semanas, así como:
- 168 mil kilos de soga de ixtle
- 2,992 petates
- 70 horcones de madera que funcionan como pilares exteriores
- 1,960 tablas
- 5,414 trancas
- 3,920 escuadras para sostener la estructura entre otros materiales.
Es importante señalar que hay un supervisor personal o “mayordomo”, que revisa la condición de los materiales -para comprobar si es seguro usarlo o si se requiere renovarlo-. A pesar de esta dinámica de construcción, para muchos arcaica, la plaza nunca se ha derrumbado.
Y tú, ¿habías escuchado hablar de La Petatera?