Aunque una de las ideas primordiales de los Juegos Olímpicos es estrechar los lazos de amistad entre las naciones, a veces los conflictos geopolíticos y/o religiosos no se quedan fuera de esta justa deportiva.
Un triste ejemplo se dio hace unos días en el tatami olímpico, tras el duelo de judo entre Islam El Shehaby, de Egipto, y Or Sasson, de Israel. Normalmente tras un combate se estipula que los judokas se den la mano, pero en esta ocasión, cuando Sasson (quien se llevó el triunfo) le extendió la mano a su rival, éste la rechazó, provocando el abucheo de los espectadores.
Al ver la actitud de El Shehaby, el árbitro le pidió que al menos le hiciera una reverencia su competidor, lo que al final hizo de mala manera. Y es que un juez no puede obligar a los competidores a saludarse pero sí a que haya reverencias.
Ahora la Federación Internacional de Judo evalúa si sancionará a El Shehaby por conducta antideportiva. De acuerdo con The Huffington Post , Mark Adams, portavoz del Comité Olímpico, calificó la actitud del judoka egipcio como “inaceptable y lamentable”.
Esta no es la primera vez que un deportista de Egipto tiene una actitud de este tipo. En el Grand Prix de judo en el 2013, Ramadan Darwish, no quiso saludar al final del combate a Arik Zeevi, quien también es de Israel.
Pero Or Sasson no permitió que está situación lo sacara de concentración , ya que se terminó llevando la medalla de bronce en la categoría de los 100 kg.
Este no fue el primer incidente en Río de Janeiro relacionado con atletas israelitas, pues cuando se trasladaba a los deportistas rumbo al Maracaná para su participación en la Ceremonia Inaugural, la delegación del Líbano se negó a subir en el mismo autobús que los atletas de Israel.
