Ser fans de los Buffalo no es nada sencillo, porque el equipo históricamente no es uno de los más ganadores, pero en últimos años, ser aficionado de Bills es más sencillo gracias a Josh Allen.
El QB de Bills está haciendo que más gente se interese en el equipo y que los fans de toda la vida de Buffalo, puedan soñar con regresar a un Super Bowl -y ahora sí ganarlo-.
Pero, no todo fue miel sobre hojuelas desde que Bills eligió a Josh Allen como su QB en el Draft de 2018, pues esto ha sido un proceso. Por momentos, fue uno de los jugadores más criticados del equipo.
Incluso, sus compañeros tuvieron palabras poco agradables hacía él. Jalen Ramsey, esquinero en la NFL lo llamó “basura” en sus primeros años con Buffalo.
Y estas dificultades en su juego en los emparrillados, se presentaron siempre en su carrera como jugador colegial y de preparatoria, pero Josh Allen supo trabajar, trabajar, trabajar y trabajar, hasta ser uno de los mejores QB’s en la NFL.
Los inicios de Josh Allen
No es casualidad que talentos como Josh Allen sean multideportivos, porque crecieron en un ambiente donde jugar futbol americano no era suficiente, probó el basquetbol y el béisbol.
En su preparatoria, demostró que tenía una talento que pocos podían alcanzar. Era QB del equipo, lanzó una bola de béisbol a 90 millas por hora y fue líder anotador en el basquetbol.
Desafortunadamente para él, la preparatoria a la que asistió tenía poca visibilidad en Estados Unidos y ninguna universidad de división 1 se fijó en Josh Allen.
Reedley College le dio la oportunidad de ser su QB y Josh Allen seguía insistiendo en buscarse un lugar en una mejor universidad, al punto de mandar más de mil correos a entrenadores con sus jugadas.
La gran mayoría, rechazadas. Wyoming apareció como una luz en su panorama y le abrió las puertas, pero unos partidos más tarde de su debut, se lastimó la clavícula, el resto del año fuera por esa lesión.
Su regreso y la negación al Draft 2017
Volvió más fuerte que nunca y la rompió en su regreso a Wyoming, pudiendo entrar al Draft de 2017, pero rechazó esa posibilidad porque no estaba listo todavía para la NFL.
Esta decisión la tomó tras conversaciones con su padre, su entrenador en jefe y un tal Carson Wentz. Se quedó un año más en el futbol americano colegial y para 2018 era el QB más interesante del Draft.
Peeeeeero, aunque el mariscal de campo tenía un talento inigualable, también había muchas dudas sobre su manera de lanzar los pases y sus precipitadas salidas de la bolsa de protección.
Con todo y todo, los Bills confiaron en él y sus primeras temporadas, fueron de una adaptación bastante complicada. Hasta que decidió tomar la mentoría de Tony Romo, exQB de Cowboys.
Tony Romo le ayudó a mejorar su juego y ser mejor QB
Coincidieron en el Super Bowl de la temporada 2019-2020 y comenzó una amistad que se convertiría en una relación entrenador-jugador para potenciar a Josh Allen.
“Empezamos ha hablar sobre la mecánica y de mantener la cabeza en el mismo plano, en el mismo eje y rotar alrededor. De mantener el brazo izquierdo tenso y encontrar la manera de hacer el mismo pase desde cualquier posición, con los pies establecidos o no“, dijo Allen a Sport Illustrated.
“Realmente está dando resultados. Ha sido algo bueno para mí y será algo en lo que seguiré trabajando“, dijo sobre los consejos de Tony Romo.
Sin duda alguna, la llegada de Tony Romo potenció el nivel de Josh Allen y mejoró sustancialmente la efectividad de pases y si le agregamos la llegada, en aquel momento, de un receptor de élite como Stefon Diggs, todo toma sentido.
A partir de aquellos consejos del exQB de Dallas, Josh Allen se ha convertido en uno de los mejores mariscales de la NFL y uno de los favoritos a levantar el Super Bowl.
La única interrogante es: ¿Vencerá por fin en playoffs a Patrick Mahomes y sus Chiefs?