Iker Casillas se presentará como candidato a la presidencia de la Real Federación Española de Futbol y con ello se da por entendido que no regresará a las canchas, pero el arquero no ha hecho oficial su retiro.
La vida del arquero en los terrenos de juego cambió después de sufrir un infarto en un entrenamiento con el Porto, club con el que aún está registrado (por eso Marchesín no juega con el número 1) y hasta antes de la pausa obligada por el coronavirus, entrenaba por separado.
El propio arquero español reconoció que las cosas están encaminadas al retiro formal, pues después de recibir la autorización de volver a entrenar, tenía que volver al médico en el mes de abril, pero la cita tendrá que esperar por el coronavirus.
“Volver a jugar creo que va a ser difícil. Hace un mes y medio, justo antes de la pandemia, estuve con el doctor en la ciudad deportiva del Porto, me vieron que estaba bien, me hicieron una prueba de esfuerzo y quedamos para repetirla en abril”, comentó en una transmisión de Michel, actual técnico de Pumas.
Casillas indicó que se encuentra bien físicamente, pero recordó que las primeras pruebas de resistencia le provocaron un desmayo, por lo que el ánimo se vino abajo.
“Al principio estaba más acongojado y con más nervios. Recuerdo la primera prueba en España que casi me vengo abajo, me desmayé. Era a las tres semanas y fui un inconsciente“, declaró el portero.
Casillas reconoció que durante la cuarentena no ha sido estricto con los ejercicios que debía hacer para volver a las canchas, por lo que ahí tiene un motivo más para pensar en el retiro y presentarse en las elecciones.
“Tengo que solucionar esto y quiero presentarme a la presidencia de la Federación, aunque lo importante es acabar con la pandemia”, indicó.