Igor Benevenuto cambió el estilo de manejar los partidos. Es uno de los árbitros más populares en Brasil y ha dejado de debatir tanto con los jugadores y se ha abierto más al diálogo. En diciembre recibió el gafete FIFA, por lo que puede cumplir el sueño de pitar en un Mundial o en cualquier otra competencia internacional.
El cambio en su estilo se debe a su experiencia en la primera línea contra el coronavirus en Brasil, pues además de ser silbante, es enfermero.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro ha realizado declaraciones en las cuales minimiza los efectos en la salud pública, por lo cual ha sido sumamente criticado. Después de Estados Unidos, Brasil es el país con más casos de coronavirus con más de 12 millones y los primeros meses, al igual que en muchas partes del mundo, fueron los más complicados en los hospitales.
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El árbitro que combatió al coronavirus
En cuanto al futbol, Brasil fue uno de los países que más se resistió a parar actividades, pero una vez que las ligas se suspendieron, Benevenuto ejerció su segunda profesión, la de enfermero, y su función era recibir a los pacientes con COVID.
“Tenía un horario de nueve de la noche a las nueve de la mañana, un día sí y un día no. Yo era el coordinador del área de COVID, cuidaba a todos los pacientes, trabajaba dándoles sus medicamentos. Cuando llegaba un paciente grave, lo pasaba a la sala de emergencia. Trabajé directamente en el área de COVID, fueron meses muy intensos, pero gratificantes”, indicó en entrevista con Marca.
Querían agredirlo por la falta de atención
Al ser uno de los responsables de ingresar a los pacientes, Igor Benevenuto recordó que varias personas intentaron agredirlo al no recibir la atención inmediata cuando los hospitales estaban saturados, sin embargo, gracias a su experiencia en el futbol y en psicología en muchas ocasiones pudo manejar las situaciones.
“Tengo conocimientos de psicología para saber cómo tratar a las personas. El futbol me ayudó mucho en cuanto a cómo tratar a las personas. En el Hospital llega gente muy nerviosa y tensa. Traté de aplicar lo que he aprendido en el futbol porque si yo me mostraba nervioso o estresado, no podría transmitirles tranquilidad a los pacientes. Les transmitía cómo respirar, les transmití fuerza, trataba de dialogar con ellos…
“Pasé momentos muy estresantes, varias personas me intentaron agredir desesperadas porque no se les podía dar la atención que querían, querían pasar de cualquier forma”, indicó el silbante.
Las reflexiones de un árbitro
Después de que el futbol se reanudó en Brasil, el árbitro Igor Benevenuto volvió a las canchas y revalorizó el futbol. Si bien el balompié mueve masas, considera que no es tan importante como el trabajo que realiza el personal en cada uno de los hospitales.
“Las personas que están en el área médica están muy desvalorizadas. No puede ser que el salario de un jugador sea de un millón de dólares o 50 mil dólares por jugar con un balón… en cuanto a un enfermero que está para salvar vidas, tienen un salario muy bajo. Un enfermero gana tres mil reales (525 dólares), un médico gana 5000 (casi 900 dólares) y tienen que trabajar 12 o 24 horas sin descanso, salvando vidas, estudiando varios años y esto no puede ser”, dijo el silbante.
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Su máximo sueño es el Mundial de México
En diciembre, el silbante recibió la vacuna contra COVID y en el mismo mes llegó el gafete FIFA. Es consciente que tendrá escasas oportunidades para ir al Mundial de Qatar, pero ya apunta a la Copa del Mundo del 2026.
“Siendo sinceros, mi sueño y meta es ser árbitro en el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá de 2026“, mencionó.