El jugador brasileño del Zenit, Hulk, fue víctima otra vez del racismo que se vive en Rusia, cuando en el empate de su equipo ante el Spartak de Moscú fue insultado por aficionados.
Afortunadamente, el jugador pareció no darle mucha importancia al tema y celebró su anotación mandando besos a todos aquellos que intentaban provocarlo.
“Desafortunadamente siempre pasan las mismas cosas, racismo en las gradas. Yo no pondré mi atención en esto, ya lo he hablado mucho… sin embargo, continuaré mandando besos y respondiéndoles como siempre… en el terreno de juego. Estas cosas ni siquiera merecerían ser discutidas”.
Lamentablemente esto sigue ocurriendo en pleno siglo XXI, sin embargo el jugador lo ha tomado con calma.
Acá el golazo de Hulk.