Joven francés comparado con Zinedine Zidane cuando tan sólo tenía 17 años, edad a la que debutó en la Ligue 1 con Marseille e hizo soñar a la afición del mundo del futbol con el nacimiento de una nueva superestrella.
Hoy en las Antipromesas, la historia de Samir Nasri, un habilidoso galo que tenía potencial para cosas grandes, pero su inconstancia de juego minó su carrera, en la que nunca terminó por ser el estelar de algún equipo.
Por Oli Betancourt
Inicios: Marseille, la promesa francesa
Samir Nasri nació en Marsella, Francia, ciudad en la que se desarrolló durante su infancia, mientras jugaba futbol en la calle, donde aprendió algunas de sus habilidades. Jugó sus primeros años en algunos clubes locales, hasta ser descubierto por un reclutador del Olympique de Marseille, que se lo llevó a jugar a Italia.
Ahí jugó contra las academias del Milan y la Juve e impresionó tanto que los rossoneri trataron de quedárselo en Italia. A su regreso a Francia, sus papás acordaron su ingreso a la academia del Olympique a sus 9 años de edad.
El galo pasaría los siguientes 7 años desarrollándose con las fuerzas básicas del equipo, hasta su ingreso al primer equipo, donde terminó debutando a los 17 años en 2004 contra Sochaux. La siguiente temporada se convirtió en titular del equipo y debutó también en lo que hoy en día es la Europa League.
Nasri jugó 4 temporadas con el OM, en las que jugó más de 160 partidos y anotó 12 goles, ganó una Copa Intertoto y fue Subcampeón un par de veces de la Copa de Francia. Sus habilidades con el balón le ganaron comparaciones con Zinedine Zidane.
Lo que llamó mucho la atención sobre este jugador, fue que fue Campeón Sub-17 de Europa en 2004, mismo año en el que debutó con el Marseille, lo que le ganó el mote de promesa también.
Arsenal: Otra eterna promesa de Wenger
En el verano de 2008, Nasri fue anunciado como nuevo jugador del Arsenal de Arsene Wenger, conocido por hacer fichajes de jóvenes promesas y ayudarlos a desarrollarse, lo que creó grandes expectativas al rededor del jugador.
El galo firmó por cuatro años con los Gunners, pero no brilló con ellos sino hasta su tercera temporada, en la que marcó 15 goles en todas las competiciones, promediando un gol cada 3 partidos, pero aún así no resultó lo que esperaban en el equipo y a un año de terminar su contrato, fue vendido al Manchester City.
Manchester City: Momento cumbre y estable.
En agosto de 2011 firmó otro contrato de cuatro años con los Citizens, después de 3 temporadas en el Arsenal, en las que jugó 125 partidos y anotó 27 goles, sin ganar absolutamente nada a nivel de equipo con ellos.
En Manchester City fue su mejor momento, con ellos ganó la Premier League en dos ocasiones (2011-12 y 2013-14), una vez el Community Shield en 2012 y la que hoy en día es la Carabao Cup (Copa de Liga), en 2013-14.
Sin embargo esto es en parte un espejismo, pues Nasri fue muy inconsistente en esa época, al grado que se ganó la crítica de su técnico Roberto Mancini, quien alguna vez incluso declaró que le gustaría golpearlo por sus actuaciones tan variadas.
A veces el galo daba el partido del mes, ganaba el premio individual al jugador del partido pero pasaba luego meses sin volver a anotar, lo que lo hizo acreedor a muchos minutos también en la banca con el equipo de Mancini.
Sin embargo, el 10 de julio de 2014, el mediocampista francés extendió su contrato por 5 años más con el conjunto celeste, con el que permaneció sólo dos temporadas más, en las que inició su debacle.
Sevilla y Turquía: El ocaso de su carrera
Nasri jugó poco la siguiente temporada por una lesión que lo alejó casi media temporada del equipo y para 2016 fue cedido una temporada al Sevilla, donde jugó 30 partidos y anotó 3 goles, sin ganar nada nuevamente.
A sus 30 años de edad, firmó con el Antalyaspor de la Super Liga Turca en 2017, a cambio de 3.5 millones de euros con un contrato de dos años. Hasta ahora, ha jugado 4 partidos y ha metido dos goles, para completar 70 en toda su carrera de clubes.
Con la selección francesa ganó la Euro Sub-17 de 2004 y jugó 3 años después con la mayor, a la que ha representado en dos Euros: 2008 y 2012, sin pena ni gloria.
Esta fue la historia de Samir Nasri, un francés que brilló en su adolescencia y llegó a ser comparado con uno de los galos más importantes de todos los tiempos, pero su constancia de juego siempre fue una incógnita que causó que nunca llegara al nivel que se esperaba de él.