El Gran Premio de Brasil tiene historia. Es uno de los circuitos más complejos, pero que a la vez garantiza espectáculo y además reparte gloria, pues en esta pista se han coronado varios pilotos, pues durante muchos años fue la última carrera de la temporada, pero además ha visto hazañas como en podio de Pierre Gasly en 2019 con Toro Rosso.
Una de las escenas más icónicas del Gran Premio de Brasil fue el triunfo de Giancarlo Fisichella en 2003, cuando llegó a los pits con el auto envuelto en llamas. El italiano bajó del auto lo más rápido que pudo, los mecánicos apagaron el fuego y el piloto comenzó a festejar su triunfo con la escudería Jordan.
Fue el primer triunfo de Fisichella en Fórmula 1 y sin embargo, no pudo festejar en lo alto del podio, ya que le dieron el triunfo a Kimi Raikkonen, entonces piloto de McLaren, tras una confusión, de modo que los festejos del italiano con el resto del equipo, se apagaron.
El reglamento impidió el festejo de Fisichella
Resulta que en la vuelta 55, Mark Webber tuvo un fuerte accidente en su auto Jaguar (la cual se convertiría años después en lo que hoy conocemos como Red Bull), a más de 240 kilómetros por hora, lo que provocó la entrada del safety car, por quinta ocasión en una carrera sumamente accidentada.
El auto quedó totalmente destrozado, por lo cual Fisichella y Raikkonen tuvieron que eludir los escombros en la recta principal, pero Fernando Alonso, que era tercero, no pudo eludir un neumático, y se fue de lleno contra los neumáticos de contención y provocó la caída de la bandera roja y el fin de la carrera.
El reglamento de ese entonces indicaba que el ganador debía ser considerado aquel piloto que lideraba la carrera dos vueltas antes, o sea Raikkonen en la vuelta 53. Raikkonen y Fisichella subieron al podio y quedó vacío el lugar del tercer puesto, el de Fernando Alonso, quien era atendido en el hospital cuando se llevaba a cabo la ceremonia de premiación.
Raikkonen entregó el trofeo en San Marino
Sin embargo, cinco días después del aquel Gran Premio de Brasil, la escudería Jordan reclamó que cuando cayeron las banderas rojas, Fisichella había comenzado su vuelta 56, de modo que no debía premiarse al líder de la vuelta 53 sino al de la vuelta 54, o sea a Fisichella.
Raikkonen entregó el trofeo al verdadero ganador dos semanas después en el Gran Premio de San Marino en un gesto de honestidad.
