Además del talento que derrochó en las canchas de futbol, el máximo legado que nos deja Johan Cruyff es el “Futbol Total”, esa idea que comenzó con Rinus Michels en 1974 y que el futbolista holandés plasmaba en el césped.
La cadencia, el estilo y la forma en que hacía ver el futbol era de otro mundo, fácil, como juego de niños. Sin embargo, él mismo lo dijo: “Jugar al futbol es muy sencillo, pero jugar un futbol sencillo es la cosa más difícil que hay”.
Juan Cruz Ruiz, periodista del diario español, El País, hizo una comparación que queda justa: Cruyff era el García Márquez del futbol, como su literatura más extraterrestre, era puro realismo.
De su mano comenzó esta idea, la primicia de que todo futbolista podía cubrir todas las posiciones del campo existente. El portero es el primer atacante y el delantero el primer defensor. Una visión que ahora es de los puntos básicos del balompié.
Por supuesto, era de esperarse que al convertirse en entrenador plasmara lo mismo que hizo en la cancha. En Ajax aprendió de Beenhakker, para después pasar al Barcelona y crear el Dream Team.
Ese mítico equipo que consiguió la Copa de Europa en tiempo extra ante la Sampdoria. Michael Laudrup, Ronald Koeman, Josep Guardiola y Hristo Stoichkov los que tomaron ese futbol que les enseñó: posesión del balón, presión asfixiante y triangulaciones fluidas hasta llegar a la portería contraria.
Uno de esos chicos retomaría esa idea en la actualidad. Ese muchacho que llegó al Barcelona casi sin experiencia y que sentenció: “No puedo prometer títulos, pero estoy convencido de que la gente estará orgullosa de nosotros”. Sí, fue Guardiola. El que fue capitán blaugrana aprendió lo que Johan le enseñó, lo remasterizó y le dio una muestra al mundo de lo que el Futbol Total era capaz.
Hoy Cruyff se despide del mundo, pero su leyenda no muere, perdura con su legado, ese es inmortal.
