Por Miguel Ángel Delucio / @miguel_delucio

Francesco Totti representaba más que un futbolista para el mundo. La carrera de Il Capitano es la viva muestra de un sentimiento casi olvidado en este caos llamado Tierra: lealtad.

Su amor por una sola camiseta en el balompié actual es inconcebible. Ya no hay de esos románticos que logran cautivar la mirada del público por su estadía en un solo club. Claro, existen futbolistas de época como Cristiano o Messi, pero ninguno despierta esa añoranza como lo hace Totti. Desde que debutó como profesional hasta el último día de su camino en el futbol llevará puesta la camiseta romana, la de su ciudad natal.

Porque Francesco es un enamorado, un verdadero loco por el equipo que lo vio nacer. Un personaje que como en cualquier historia de amor, tuvo su tentaciones, pero jamás se dejó vencer. Porque muchas veces eso es la felicidad: aferrarse con todo tu ser a lo que más amas, por más que el mundo te diga que puedes tener algo mejor. Sí, Totti es y será feliz.

Foto: Getty Images

Claro, con 40 años de edad el final estaba a la vuelta de la esquina. Empero, jamás se está preparado para esto. Siempre se busca la vida eterna para los ídolos, para la familia, para los seres queridos que jamás queremos que desaparezcan. Con Totti el sentimiento es similar, porque todos sabíamos que este día iba a llegar, pero nunca se está listo para cuando llega.

Y se podrían descalificar estas palabras, hasta tacharlas de exageradas. Al fin el 10 de la Roma era solo un futbolista, pero no. Francesco Totti es pura nostalgia.

Con los años todos dejamos de ser niños, de creer en fantasías y sueños, para pasar a ser realistas, buscar hacia adelante sin cuestionamientos. Sin embargo, Francesco Totti era un recordatorio de lo que aún puedes ser. No tienes que renunciar a lo que amas para avanzar, al contrario, puedes llevarlo contigo siempre.

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También hay que dejar algo muy claro: todos los sentimientos que provocó no descalifican su talento. En realidad, su lealtad a la Roma le sumó un sentido especial gran futbol que desplegó durante 25 años. Una técnica infalible, una clase para moverse excelsa, una visión como la de pocos.

Francesco flotaba en el campo como la mano de un maestro dirigiendo una orquesta en una ópera italiana. Con gracia, precisión y armonía. Y como toda ópera, su carrera se dividió en actos, 25 maravillosos actos, con caídas y triunfos.

Pasaron los años y el cuerpo comenzó a resentir el paso del tiempo. Los aficionados a La Loba lo vieron disminuir sus minutos, pero jamás su calidad. Como dicen los que saben: “El talento nunca se pierde”.

Él notó como poco a poco el físico no daba para más, pero se adaptó. Porque el futbolista que destaca más siempre lo hará por inteligente, no por ser alto o fuerte.

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Sí, Francesco Totti es una leyenda del deporte. Un símbolo de fidelidad y nobleza en un futbol que se ha corrompido por el dinero. Porque ahora la camiseta ya no vale nada para el futbolista, solo es otro pasaje para ganar más.

La modernidad ha dejado que el deporte sea un negocio, mismo que deja millones y millones en cheques. Empero, Totti era una celebración de que aún hay amor al futbol.

A lo mejor es tonto e inocente pensar en que eso todavía debería de existir. Porque cuando un ídolo se va duele, pero no tanto cuando le fue fiel a la afición y al equipo siempre.

Il Capitano no solo deja títulos, goles y grandes anécdotas, nos deja lecciones de vida…

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