Lo que necesitas saber:

En la temporada 72-73 el Cruz Azul y el León protagonizaron una final tan cerrada, que fueron necesarios varios partidos para decidirla.

Pocas cosas hay tan emocionantes en los deportes que la definición de un campeonato, ese momento en el que todo el esfuerzo de un torneo o certamen se define en un instante. En el futbol mexicano hemos sido testigos de grandes batallas para definir a un campeón, sin embargo, de entre todas ellas destaca la que es considerada como la final más larga de su historia.

Y cuando nos referimos a larga, no hacemos referencia a que el juego se prolongó hasta los tiempos extras y penales, sino a que fueron necesarios varios juegos para definir a un ganador. Te contamos qué es lo que sucedió.

Un sistema de competencia diferente

La final más larga en la historia del futbol mexicano ocurrió en la temporada 1972-1973. En ese entonces el sistema de competencia era diferente al que conocemos en la actualidad. Además de que se disputaba un torneo largo por temporada, los 18 equipos participantes estaban divididos en dos grupos de nueve equipos cada uno, aunque todos jugaban contra todos. Al final, los equipos que avanzaban a la fase final eran los líderes y sublíderes de cada grupo, es decir, los que obtenían más puntos.

Estos cuatro equipos se enfrentaban en duelos cruzados. El primero de un grupo jugaba contra el segundo del otro, en juegos de visita recíproca. Ese año, en el grupo 1 los clasificados fueron Cruz Azul y el Atlético Español; mientras que en el 2 avanzaron León y Atlas.

Tras los enfrentamientos de semifinales Cruz Azul y León, que habían sido los dos mejores equipos del certamen, clasificaron a la final.

180 minutos no son suficientes

Al igual que ahora, en la temporada 1972-73 las finales se jugaban en los estadios de los dos equipos. El juego de ida fue en León (Cruz Azul sumó dos puntos más durante el torneo regular), el 12 de junio de 1973. A pesar de que Cruz Azul inició ganando con un gol del legendario Fernando Bustos, los panzas verdes empataron tras la anotación vía penal del jugador argentino Rafael Albrecht.

El juego de vuelta tuvo lugar en el Estadio Azteca el 17 de junio de ese año. Sin embargo, a pesar de la calidad de ambos conjuntos los goles no cayeron esa tarde. En ese momento el reglamento de la Liga no manejaba un sistema de desempate como tiempos extras o tiros penales; el criterio establecido para estos casos era llevar las acciones a un tercer partido en cancha neutral.

Este doble empate aumentó la expectativa del público.

La final más larga en la historia: La Batalla de Puebla

Dos días después del juego en el Estadio Azteca, el tercer capítulo de esta emocionante final tuvo lugar en el Estadio Cuauhtémoc, en Puebla.

En esta cancha los goles volvieron a caer. El primero en abrir el marcador fue el delantero Roberto Salomone. No obstante, el partido nuevamente fue empatado, ahora por el defensa celeste Javier “Kalimán” Guzmán. Tras tres juegos, el marcador seguía empatado, por lo que fue necesario que el juego se extendiera a tiempos extra.

Y fue en esa instancia donde la final se terminó definiendo con un autogol del jugador leonés Jorge Davino (sí, el papá de Duilio Davino y Flavio Davino), haciendo aún más peculiar este capítulo del futbol mexicano.

Y así, tras más de 270 minutos de juego, Cruz Azul se coronó campeón por cuarta vez.

Más de dos décadas después ambos equipos volvieron a enfrentarse en una nueva final, durante el torneo del Invierno 97, donde Cruz Azul volvería a alzarse con el título en un juego que pasó a la historia por la patada que el arquero argentino Ángel Comizzo le propinó a Carlos Hermosillo, pero esa es otra historia que te contaremos en otra ocasión.

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