La UEFA amenazó con dejar fuera de sus competencias a los jugadores y equipos de la frustrada Superliga Europea y la FIFA hizo los mismo, al emitir una postura en la que no permitiría a los involucrados ser parte ni de las selecciones nacionales ni del Mundial, aunque en realidad meses antes la FIFA había dado su visto bueno a la Superliga a espaldas de la UEFA.
The New York Times publicó un informe en el que detalla que la FIFA jugaba a favor del proyecto de la Superliga, de modo que con su aval, el proyecto encabezado por Florentino Pérez encontró estabilidad, por ejemplo, ante el banco que financiaría el lanzamiento.
De acuerdo con el diario, que cita documentos a los que tiene acceso, la Superliga y sus fundadores querían llevar en secreto la conformación y el lanzamiento del proyecto, por lo que usaban códigos, uno de ellos era el W01, para hacer referencia a la FIFA.
El aval y reconocimiento de W01 era “una condición esencial para la implementación del proyecto SL (Superliga)”, indica el diario y para ello se realizaron diversas reuniones, desde el año 2019.
Infantino sabía del proyecto de la Superliga
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, pasará a la historia por ser el dirigente que dio paso a cambios en el competencias, entre ellos al Mundial, al cual accederán 48 selecciones a partir del 2026, en una Copa del Mundo por primera vez organizada entre tres países: Estados Unidos, México y Canadá.
Esa apertura para cambiar formatos, que conllevan mayores ingresos, dio pie a las negociaciones entre un grupo identificado como A22 con las personas más cercanas a Infantino, entre ellos el subsecretario de la FIFA, Mattias Grafstrom.
El grupo A22 era conformado, entre otros, por asesores legales, responsables de aterrizar el proyecto de la Superliga, entre ellos Anas Laghrari y John Hahn, ambos cercanos a Florentino Pérez.
“Según entrevistas con más de media docena de ejecutivos de futbol, incluido el propietario de un club de la Superliga, Infantino estaba al tanto del plan y sabía que algunos de sus lugartenientes más cercanos habían estado en conversaciones durante meses, hasta al menos finales de enero, sobre prestar el respaldo de la FIFA a la liga separatista”, mencionó The New York Times.
El negocio de los mil millones de dólares
En una de esas reuniones se estableció un acuerdo para que al menos 12 de los equipos que conformaran la Superliga, participaran en el nuevo proyecto del Mundial de Clubes de la FIFA, que tendría un nuevo formato, con más participantes.
La Superliga debía aceptar la petición para tener el aval de la FIFA, pero además renunciar a los premios económicos, estimados en mil millones de dólares, cada año. Esa cantidad se quedaría en la FIFA, presuntamente para el desarrollo del futbol en todo el mundo.
Con el apoyo de la FIFA, en banco estadounidense que financiaría el proyecto, JPMorgan, encontró un terreno sólido y a la vez fértil para entrar en el negocio de la Superliga y facilitar tres mil 500 millones de euros a cada equipo sólo por participar en el torneo, pues a cambio recibiría seis mil 100 millones de cada club si se hubiera firmado el compromiso de 23 años por participar en la Superliga.
¿En qué momento FIFA ‘traicionó’ a la Superliga?
Sucedió en enero del 2021, cuando comenzaron a filtrarse reportes sobre la Superliga, así como la intervención de la FIFA, por lo que el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, convocó a una reunión urgente con Infantino, para aclarar laasituación, en las instalaciones de la UEFA, en Nyon, Suiza.
Ahí, Infantino habría negado la participación de la FIFA, por lo que en el mes de enero tanto la UEFA como FIFA comenzaron a condenar la creación de la Superliga a través de comunicados el 21 de enero.
La FIFA reprobó el proyecto, al considerarla una liga cerrada, situación que dio pie a la modificación del plan de la Superliga y considerar a 15 miembros fundadores fijos y cinco equipos invitados.
La Superliga anunció su formación el 30 de abril y sólo 48 horas después el proyecto había sido abandonado por seis equipos ingleses, un español y dos italianos, tras las protestas de aficionados, las condenas de los gobiernos y de la UEFA. La FIFA fue la última en unirse al grupo que reprobó la creación de la Superliga.