Fernando Alonso llegó como novato a las 500 millas de Indianápolis. El piloto español dejó por un fin de semana la Fórmula 1 para competir en la histórica carrera. El problema es que su mala suerte en la F1 lo siguió hasta el circuito estadounidense.
Todo iba muy bien. Se clasificó entre los primeros lugares, el motor y el coche le estaban ayudando mucho. No había nada que mejorar, todo era miel sobre hojuelas.
Comenzó la carrera y la buena suerte se combinó con su talento. Ahí por la vuelta 50 se colocó de líder y todos los estadounidenses estaban muy sorprendidos. Sin ofender, pero a lo mejor había algunos que ni lo conocían.
Entró a pits y perdió el liderato. Aún así llevaba una gran carrera, pues en un momento estaba colocado como octavo. Alonso estaba demostrando que a pesar de su veteranía, todavía puede ofrecerle mucho al automovilismo.
Con accidentes, muchas banderas rojas y amarillas, todo parecía que terminaría la carrera. No fue así… entrando a la vuelta 179 de 200 su motor Honda no dio más. De la nada el auto se detuvo, comenzó a sacar humo de atrás y fue todo para el español.
Esto le ha pasado más de una vez, más en la actualidad con McLaren. Aunque eso sí, se ganó el respeto de todos en Indianápolis.
Ahora, le queda regresar a su escudería. No hay de otra para Fernando más que sufrir con su equipo e intentar rascar puntos en el campeonato. Fue divertido verlo en el óvalo y quién sabe, a lo mejor para el siguiente año repite.