La delegación mexicana de natación vivió un trago amargo en la pasada jornada de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, ya que una de sus representantes, Fernanda González, explotó en contra del Comité Olímpico Mexicano, quien ya le dio una solución.
La nadadora demandó que los altos mandos no la dejaron utilizar un traje de baño que ella creía le favorecía, situación por la que aparentemente abandonaría el evento, pero después de una reunión con Alfredo Castillo para resolver el tema de patrocinadores.
Me dan ganas de madrear a todos, perdónenme, me dan ganas de golpear a todo mundo, no entienden. Estuve detenida en la Villa Panamericana una hora antes de mi prueba, con un ‘stress’ impresionante.
La multimedallista de Juegos Centroamericanos y del Caribe arremetió en contra de Mario de la Torre, Hanna Woloski y Mónica Romero, quienes trabajan en la dirección de mercadotecnia del COM por obligarla a usar esta equipación, según declaraciones a Claro Sports.
Entre las resoluciones está que González podrá seguir compitiendo en Canadá con su traje de baño Arena, aunque la marca oficial sea otra, pero sin antes denunciar que sufrió amenazas y estuvieron a punto de correrla:
Me dijeron, ‘Te vamos a quitar tu acreditación y no vas a poder competir’; me tuvieron en un cuarto, hablando conmigo cuatro personas, que tenían un vuelo reservado hacia México porque no usaba el traje que ellos querían que usara.
Ante esta situación, tanto la Jefatura de Misión como el Comité Olímpico Mexicano dieron su respaldo a la nadadora y manifestaron su apoyo a ella y todos los atletas mexicanos en su camino rumbo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Inmediatamente que salió a la luz el problema, el Presidente del órgano, Carlos Padilla, aseguró que las acusaciones de la mujer eran falsas, dejando entrever que el problema es por patrocinios, dinero y situaciones ajenas a ellos:
La oficina del jefe de misión no es un cuarto, es la oficina oficial de la delegación, donde no estuvo sola, ni la estuvieron presionando, estaban otras dos mujeres y también el subjefe de misión, Carlos Cisneros, no creo que nunca se le haya faltado al respeto, ni a los derechos humanos como señala. Solo se le exhortó, y por eso nado en la tarde con el traje Arena, pero reincidió al ponerse, de una forma muy rebelde, una gorra que, no solo no es la oficial, sino que tiene publicidad de una casa comercial, y eso, como saben esta totalmente penado aquí y en los Juegos Olímpicos.
¿Será? De por sí el apoyo es poco y cuando sobresalen les ponen el pie.