La liga española llevó a buen puerto los protocolos en la reanudación del futbol español, sólo por tres días, pues un espontáneo entró a la cancha a los 52 minutos del partido entre Barcelona y Mallorca, partidos que, al igual que el resto de los juegos de la temporada, se disputó a puerta cerrada.

En condiciones normales, el estadio estaría con los 20 mi lugares ocupados por seguidores, muchos de ellos del Barcelona, pues en la isla de La Palma abundan los culés.

Un joven ingresó a la cancha por el costado contrario a donde se ubican las bancas y por lo tanto donde hay más gente, incluido el cuerpo de seguridad, que vigilaba el acceso contrario a donde se ubicaba el aficionado. La teoría es que el seguidor debió violar los accesos contrarios del estadio, los cuales muy probablemente estaban desprotegidos, pues ningún elemento de seguridad salió de ese lado.

El aficionado sin cobrebocas portaba playera de la Selección de Argentina con el número 10, de Messi, a quien buscaba para sacarse un foto. Al ingresar tímidamente a la cancha se encontró con Jordi Alba y aprovechó para sacarse una foto y fue hasta ese momento cuando los elementos de seguridad ingresaron a la cancha.

El suceso pone en cuestionamiento la eficacia de las autoridades del futbol español, pues el joven aficionado accedió a un estadio que debería contener los accesos cerrados a los aficionados.

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Mundo Deportivo informa que antes del arranque del partido no había ningún aficionados en las cercanías del estadio, contrario a lo que pasó en el partido entre Sevilla y Betis.

El sonido local informó previo al silbatazo inicial que en el inmueble sólo había 170 personas, entre futbolistas, periodistas y empleados de operación; en realidad había 171.

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Sergio Ramírez es periodista egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha trabajado en Diario Estadio, La Razón de...

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