Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

Hay días y momentos en los que el futbol debe ceder el protagonismo a temas que son realmente importantes. En España hoy fue uno de esos días y de forma inexplicable La Liga decidió que el balón no dejara de rodar.

Desde la mañana del domingo, tiempo de México, el FC Barcelona anunció su decisión de suspender el partido frente a Las Palmas, sustentando dicha postura en las dudas existentes en cuanto a la seguridad alrededor del Camp Nou como a la situación en las calles, donde la celebración del Referéndum por la independencia de Cataluña, considerado ilegal por el gobierno español, derivó en una jornada violenta en la que la policía tuvo un papel protagónico (el saldo de heridos fue cercano a los 500 hasta el momento en que se redactó esta nota).

La represión policial se hizo presente en Barcelona y en otras ciudades catalanas, lo que obligó al equipo de futbol que comanda Lionel Messi solicitar que el juego fuera postergado, pero La Liga de Futbol Profesional en España rechazó la petición, por lo que al club solo le quedó la opción de jugar a puerta cerrada, de lo contrario perdería seis puntos en la mesa.

A una hora del comienzo del encuentro las puertas del estadio se mantenían cerradas, con miles de aficionados afuera esperando una respuesta, mientras el Barça y Las Palmas daban a conocer sus alineaciones.

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Por su parte, la barra de animación local amenazaba en redes sociales con invadir el campo a los 17 minutos del juego, en caso de que se llevara a cabo, pues en ese momento desconocían que les sería impedido el acceso.

Ya en pleno partido, un espontáneo que de forma inexplicable se coló al campo (pues el juego fue a puerta cerrada), intentó mostrar una bandera, pero de inmediato fue sometido por la seguridad del inmueble.

Fue una tarde caótica en Barcelona y el balón sí rodó con un partido ‘vacío’ en el que a un Lionel Messi con flojera y errático como pocas veces, le alcanzó para marcar dos goles, que sumados a uno de Sergio Busquets, decretaron la séptima victoria en fila del equipo.

En medio de la locura, Carles Vilarrubí, vicepresidente del Barcelona, renunció a su cargo, en teoría molesto por la decisión del Club de presentarse jugar, más allá de que lo hiciera sin público, pues se manejó la versión de que fueron los propios futbolistas los que ofrecieron dicha opción. No tuvieron alternativa, tenían que jugar o perderían seis unidades.

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A las afueras del Camp Nou imperaba el caos y se seguían vendiendo boletos para el juego, además, La Liga con una insensibilidad incomprensible, lanzó un comunicado en el que explicó que no había motivos para aplazar el encuentro.

Al término del cotejo, Gerard Piqué, quien abiertamente se ha declarado a favor de la independencia de Cataluña, entre lágrimas cuestionó la violencia de la Policía para evitar el Reférendum, y además de señalar que si es un problema para la selección española la puede dejar antes del Mundial, criticó con dureza a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno.

“Estamos ante un presidente del Gobierno que tiene el nivel que tiene, va por el mundo y no sabe ni hablar inglés”.

Este 1 de octubre perdió Cataluña, perdió España, perdió la libertad, y aunque con una importancia menor, también perdió el futbol

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