El destino tenía escrito que este domingo Daniele De Rossi tenía que disputar un clásico. El mismo día que se jugó el clásico romano entre Lazio y el AS Roma (empata 1-1), en Argentina se jugó el River-Boca y el italiano De Rossi ya pudo sentir la emoción del partido más importante y mediático del futbol pampero.
El italiano, quien fichó con Boca para esta temporada, llegó a salvo al Monumental, pues después de los hechos de violencia que obligó a mudar el clásico argentino a Madrid en la Final de la Copa Libertadores del año pasado, el equipo xeneize blindó su autobús.
Sin embargo, De Rossi no pudo librarse del ambiente hostil dentro del estadio de River. Por motivos de seguridad, no se permitió la entrada a los aficionados de Boca y los Millonarios recordaron a Boca la Final de la Libertadores con simulaciones de ataúdes y hasta rostros del festejo de Darío Benedetto.
River y Boca protagonizaron un partido desordenado, con varias faltas a lo largo del encuentro, el cual se tornó más pasional que táctico o espectacular. Si bien, los Millonarios acosaron a Boca y lo obligaron a replegar durante gran parte del partido, en el que no hubo goles.
De Rossi no se hizo destacar debido al empuje de River, por lo que el medio campo de Boca pasó más tiempo corriendo por la pelota, tanto para tratar de recuperarla como para alcanzarla, pues jugó al pelotazo y ahí anduvo De Rossi, corriendo y metiendo la pierna.
El exjugador de la Roma arrancó como titular, pero la exigencia física lo obligó a salir del terreno de juego a los 68 minutos.
Con este resultado, Boca Juniors llegó a 11 unidades en la Superliga de Argentina, en la que es sublíder (el líder es San Lorenzo), mientras que River es décimo con ocho unidades.