Como fan del tenis, una de las cosas que más me impresiona es la potencia del servicio de algunos tenistas, llegando a desplazar la pelota a velocidades nunca antes vistas.
Tal es el caso de Sam Roth, quién posee el récord del servicio más potente del mundo, alcanzando los 263 kilómetros por hora
Y si bien el secreto del éxito en la ATP es encontrar el balance perfecto entre elegancia y poder, cuando cortar la pelota, cuando volear y cuando ‘matar’ al oponente, una de las interrogantes que como aficionado siempre he tenido, es la visualización que tienen los tenistas a nivel de cancha, cuando les viene un potente servicio, y es que ¿cómo diablos reaccionar ante un objeto que viene a más de 240 kilómetros por hora?
Ha raíz de lo ocurrido hace unas semanas en Wimbledon, cuando Sam Roth volvió a imponer una marca con uno de los servicios más potentes en la historia del abierto, el New York Times se dio a la tarea de crear el siguiente video, y finalmente podemos tener una idea de cómo sería regresar el servicio de un tenista profesional… ¿cómo andan sus reflejos?