Chicago Cubs vs Cleveland Indians IV: la decisión se tomará en un partido más. Nos vamos acercando al final de la postemporada y la ventaja ahora la tiene Cleveland por 3-1.
Por segunda ocasión en el Wrigley Field de Chicago, llegó el cuarto juego de la Serie Mundial. Después del partido de hoy, todo parece indicar que es el fin de los sueños e ilusiones que se juntan en las gradas del territorio de los Cubs. Tras la victoria de Cleveland el día de ayer, justo antes de que terminaran las nueve entradas en un encuentro muy cerrado, muchas dudas quedaron sobre el campo para los locales.
Terry Francona decidió utilizar a Corey Kluber, quién tuvo más que un buen partido el jueves pasado dentro del Progressive Field. No permitió carreras y lanzó nueve ponches en apenas seis entradas. Después de eso, el lanzador derecho tiene tres victorias y la única derrota que tuvo en lo que van de estos juegos finales fue después de salir a la loma con apenas tres días de descanso.
El veterano John Lackey salió a mostrar la cara por Chicago, el cual llegaba con 22 juegos de postemporada y una buena marca de ocho duelos con triunfo. Lo que importaba era su efectividad de 3.26 y para el coach Joe Maddon era más que suficiente con tal de seguir sumando y no perder la esperanza de ganar el campeonato.
Iniciando el juego, Fowler rompió los 71 años sin carrera en Serie Mundial y se hizo de la primera anotación al correr tras un golpe de Rizzo. Los Cubs respondían en casa y la afición se envolvía en un manto de euforia. El poco receso de Corey se estaba reflejando en la pizarra pues su inicio no fue bueno.
La buena racha del pitcher de Chicago terminó en la parte alta de la segunda, cuando Santana empató el juego después de soltar un tremendo cuadrangular. La afición quedaba congelada porque parecía que la maldición los asechaba. Chisenhall consiguió la segunda anotación de los Indians cuando la pelota del pitcher Kluber fue machucada. Las bases no supieron reaccionar y terminaron abajo al finalizar la segunda media.
Lindor nuevamente alzaba la mano, su promedio de 3.64 estaba siendo reconocido en el terreno de juego y con su golpe impulsó a Kipnis para hacerse con la siguiente. El novato estaba teniendo una postemporada de ensueño y el lo sabía.
Ya para la alta de la sexta llegó el relevo Montgomery, pues Lockey no la estaba pasando bien y Chicago estaba ansiado por despertar. En la séptima otra vez Jason Kipnis alzó la mano para dar empuje a tres más y cerrar el marcador de siete carreras.
El sueño de los Cubs pende de un hilo. Si quieren hacer algo, mañana es la última oportunidad que tienen para seguir respirando.
***Fotos Getty Images
