Por Miguel Ángel Delucio | @miguel_delucio

Los Chicago Bulls se ganaron a gran parte de la afición mexicana allá por los años noventa. Cuando el basquetbol estaba en la televisión abierta (ahora regresó) podíamos ver esas grandes Finales entre este equipo y el Utah Jazz o contra los Phoenix Suns.

Bellas épocas, grandes momentos, pero todo lo contrario a la actualidad. Los Bulls consiguieron una excelente base de fanáticos, pero las decisiones que han tomado en los últimos años los orillan a alejarse.

No significa dejar de irle al equipo, eso no se hace. Es una cuestión de decepción, de desilusión que al final provoca que el fan pierda el interés.

Se comprende que después de Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman era complicado seguir con el nivel. Sin embargo, los directivos de Chicago parece que se están esforzando por NO hacerlo.

Foto: Getty Images

Desde 1998 el equipo no ha hecho prácticamente nada. En ese entonces sus estrellas ya eran viejas y las mandaron a otros equipos. Llegaron años difíciles, pero pensaban que saldrían del hoyo en el que estaban metidos.

Han desfilado decenas de jugadores, pero ninguno logra quedarse y sobre todo, llevar al lugar donde se supone pertenecen los Bulls. A mediados de los años 2000 se veía una luz, con agentes libres y selecciones de Draft decentes, las cosas no iban tan mal, pero al final nada resultaba.

En el 2010 otra vez se veía una luz al final del camino de oscuridad. Derrick Rose era el heredero del juego de Jordan en Chicago. El base mostró dotes impresionantes, pero la mala suerte llegó y su carrera terminó siendo un fiasco por lesiones.

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De las lesiones no tiene culpa la directiva, pero sí de las decisiones que han seguido. Nadie entiende lo que están haciendo y si quieren señalar a alguien es Gar Forman. Él es el gerente general de los Bulls desde 2009 y el que ha destrozado a esta franquicia histórica.

Parece que cada que tienen a un jugador que puede destacar, o que siente los colores, lo cambian o despiden. Han tenido en sus filas a Pau Gasol, Taj Gibson, Rose y a todos los han dejado ir.

Claro, la gota que derramó el vaso fue el más reciente cambio de Jimmy Butler. Los Minnesota Timberwolves prácticamente se robaron al jugador y dieron a cambio muy poco. Y lo peor fue la forma, porque Butler sin lugar a duda es de lo mejor que hay en la NBA y lo soltaron muy fácil. Tanto, que hasta su preparador físico criticó fortísimo.

Además, a Jimmy lo tomaron por sorpresa en un viaje a París con su compañero, Dwayne Wade. Su carta de despedida es la prueba de que él no se quería ir: “Han sido más que mi casa por los últimos seis años, han sido mi vida… Chicago, los amo”.

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Si le vas a Chicago no te enojes con Minnesota. Solo aprovechó la oportunidad que le ofrecieron y ahora tiene a la mayor estrella desde que contaron con Kevin Garnett.

Algunos expertos dicen que los Bulls hicieron bien. Que Butler se iba a ir por el sistema de juego y era mejor sacarle provecho ahora. Son opiniones y de gente que sabe, pero no quitan lo mal que se siente la afición por todo lo que ha salido mal.

La confianza de sus seguidores es casi inexistente. La temporada que viene no pinta nada bien y sí, aquí es cuando el fan tiene que aguantar, pero es complicado. Son épocas difíciles para los Chicago Bulls…

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