En poco tiempo, el Azerbaiyán se convirtió en una de esas piezas inamovibles del calendario de Fórmula 1 con su peculiar y largo trazado callejero, en el que los autos recorren la llamada viaja Bakú, que contrasta con los imponentes edificios modernos en la zona de la recta principal, una de las más grandes en la Fórmula 1 y donde los autos superan los 300 kilómetros por hora.
Uno de los principales atractivos de este circuito se encuentra en la curva 8, la más estrecha de todas. Un auto Fórmula 1 mide casi tres metros de ancho y los pilotos tienen sólo siete metros para maniobrar para evitar los muros de contención, en la llamada entrada del castillo.
Sí, Bakú, cuenta con un castillo en la parte de la “antigua Bakú” y la curva 8 deja ver una la entrada a una las torres más emblemáticas, llamada “Torre de la Doncella”.
El castillo de Bakú durante la F1
El castillo de Bakú todos aquellos muros antiguos forman parte de la Fortaleza de Bakú, ubicada a las orillas del Mar Caspio y la mayor parte de esta fortaleza, construida en el Siglo XII, fue destruida por el imperio de Rusia.
De los mil 500 metros de pared, sólo queda en pie 500 metros de largo que rodean el castillo, en el que se encuentra la estructura más emblemática, la Torre de la Doncella, la cual cuenta con muchas leyendas, la más popular sobre el enamoramiento del sha (una especie de rey) de su propia hija, por lo cual decidió casarse con ella.
Ella, horrorizada, pidió a cambio la construcción de la torre, de la cual se habría arrojado para evitar el casamiento con su padre. Otras versiones indican que huyó hacia el mar.
Esa torre incluye ocho ventanas y cada 22 de diciembre, durante el solsticio de invierno, cuatro de esas ventanas permiten el paso de los rayos del sol que iluminan la parte interior.
No hay mucho cuidado al castillo durante el GP de Azerbaiyán
Desde el año 2000, el castillo forma parte del Patrimonio de la humanidad de la Unesco, por lo cual los muros del castillo cuentan con una protección sumamente cuidadosa y protegida estratégicamente por las constantes curvas, de modo que se reduce la posibilidad de accidentes de que dañen la emblemática fortaleza.
Las barreras miden cerca de tres metros de altura en varias partes del circuito, pero la parte del castillo apenas es cubierta por barreras y rieles, tomando en cuenta que lo normal es que en caso de un choque, el auto se estrelle a una baja velocidad en la parte contraria del castillo (las barreras Pirelli).