Lo que necesitas saber:
En el 2023, Carlos Sansores recibió el Premio Nacional del Deporte en la categoría de deporte no profesional.
Carlos Sansores es uno de los exponentes más importantes que tiene México en el Taekwondo. Sin embargo, su camino no ha sido nada sencillo, durante sus primeros años se tuvo que sobreponer a los problemas económicos en casa y al bullying escolar.
Fuera del tatami es padre de familia, fan de los chilaquiles, de las lanchas, y hasta de la rola de Elton John: I’m Still Standing. Durante su niñez tuvo varias noches de miedo al vivir a lado de un panteón.
La infancia de Carlos Sansores cerca del panteón
Carlos Adrián Sansores Acevedo nació el 25 de junio de 1997 en Cancún, Quintana Roo, pero cuando tenía 7 años de edad se mudó a Chetumal, lugar donde creció y comenzó su camino hacía el taekwondo.
En sus primeros años en Chetumal, el dinero escaseaba en casa. Sus padres tenían que trabajar hasta de noche con tal de darle todo a su pequeño hijo, así que en ocasiones le tocaba quedarse solo en las noches. Algo que lo asustaba, sobre todo porque su casa estaba ubicada a lado de un panteón y peor aún, cerca de una barranca, una verdadera escena de terror.
La casa donde vivían era bastante humilde, tenían una puerta de lamina que aseguraban con una cadena y justo por aquel orificio, el pequeño Carlos se asomaba en la noche, tenía miedo porque ya conocía la leyenda de La Llorona, afortunadamente nunca le pasó nada. Solía prender la televisión para llorar de miedo y quedarse dormido.
El bullying que sufrió Carlos en la secundaria
La situación económica de la familia mejoró un año más tarde, así Carlos pudo disfrutar de tener más comida en casa y alguno que otro antojo que podían darle. Él mismo notó que había subido un poco de peso, sobre todo cuando uno de sus compañeros en la secundaría le dijo ‘Gordito’.
Inicialmente no le dio importancia, pero fue justo eso, lo que animó a otros niños a comenzar a molestarlo cada vez más, uno de ellos llegó al punto de golpearlo en la cara sin motivo alguno. Todo terminó en pelea y fue entonces que Sansores decidió meterse a clases de taekwondo.
Eso sí, los padres de Carlos eran, en aquel entonces, muy aficionados a practicar deportes, en particular el futbol, así que el deporte siempre estuvo presente en su vida.
Los inicios de Carlos Sansores en el taekwondo
Cuando tenía 11 años, Carlos llegó a una escuela en la que daban clases de taekwondo gratis a los hijos de los policías. Y aunque él no pertenecía a ese círculo le dieron chance de entrenar.
Ahí aprendió sus primeros movimientos y se dio cuenta de que tenía talento, hasta que conquistó su primera medalla. Después regresó a su natal Cancún para entrenar con Sinhue Peniche, quien fue su entrenador durante varios años en competencias estatales.
“Daban clases gratuitas a los hijos de policías; sin embargo, sin ser hijo de un policía, me dieron la oportunidad de entrenar. Me dieron las bases y luego de que pude dar mi primera medalla nacional. Me regresé a Cancún con mi coach estatal, Sinhue Peniche; él estuvo más de siete años con la selección nacional, entonces tiene experiencia” dijo Carlos a la CONADE.
Ante de encontrar su verdadera pasión, practicó box, judo, lucha olímpica, natación y futbol. Una vez que llegó al taekwondo se aferró a él para intentar darle una vida mejor a sus padres.
“Quería salir adelante, quería ayudar mucho a mis papás; sabía que entre más tiempo me quedara aquí, sería más ayuda para ellos. A lo mejor en la cuestión de comida, de ver por mí, de gastar por mí y siempre en mi mente tuve presente que tenía que estar aquí y aprovechar todo lo que se podía para seguir manteniéndome en el CNAR. Muy agradecido con la vida porque me puso en el camino correcto” contó Carlos.
Igual que toda la delegación mexicana que viajará a París para los Juegos Olímpicos, Sansores tiene el deseo muy firme de gana una medalla. Subirse al podio y coronar su trayectoria con la única presea que le hace falta.
