Brett Favre y su última reconciliación con los Packers

Primero, hizo sufrir a todos los aficionados con sus constantes retiros y regresos, lo cuales eran un martirio. Aún así, era recibido con los brazos abiertos. Sin embargo, su partida a los Jets, lo cual fue un berrinche, y después a los Vikings fueron casi imperdonables.

Su carrera terminó probablemente no como él quiso: lesionado y en mal nivel de juego. Por jugar unos años más traicionó a la franquicia de sus amores, ésta se tardó años en absolverlo y él en reconocer su error. Pero pasó el tiempo, las heridas se curaron y esta noche se dio el último perdón con el retiro de ese mítico número cuatro.

Favre es de los pocos afortunados que han sido honrados este reconocimiento. Con los Packers tan sólo hay cinco números retirados además del suyo y son de jugadores de talla histórica: El 3 de Tony Canadeo, 14 de Don Hudson, 15 de Bart Starr, 66 de Ray Nitschke y el 92 de Reggie White.

El honor es merecido, el oriundo de Gulfport le entregó absolutamente al equipo. Con un padre recién fallecido, con un pulgar roto en la mano derecha y hasta luchando contra una adicción por las pastillas para el dolor, Brett siempre jugaba. Tal era su entrega que tiene el récord de más partidos consecutivos, que será casi imposible de romper.

Se le podría criticar por ser el mariscal de campo con más intercepciones en la historia de la liga, que cometía errores en momentos importantes; pero existe algo que nadie le puede quitar: la pasión con la que estaba en el campo. Favre era como un niño en la calle con un balón vuelto loco y jugando como si fuera el último partido de su vida.

Finalmente, desde 1923 Green Bay no recibía un partido de Thanksgiving y este fue el escenario perfecto para liberar esa emoción que alguna vez entregó Brett a la afición. Un aplauso extendido de todos los presentes en Lambeau Field y su 4 retirado será la última pieza de la reconciliación entre este gran jugador y la franquicia más histórica de la NFL.