Benfica no sólo es el equipo más ganador y más popular del futbol portugués, sino que se ha convertido en un ejemplo a seguir de varios equipos en el mundo, pero en especial en Europa, pues si bien no es un equipo ganador o imponente en la Champions League, sí es una máquina de hacer jugadores y dinero, gracias a la venta de sus jugadores.
Consciente de que su liga es una especie de trampolín para jugadores que buscan mayor impacto mediático a nivel internacional, Benfica se ha caracterizado por ser un equipo que genera futbolistas o los compra a un precio relativamente bajo, y los vende caros, muy caros.
Desde la temporada 2011, el Benfica ha recibido poco más de mil 200 millones de euros, mientras que ha invertido poco más de 500 millones, de modo que las ganancias han dado forma a un negocio redondo.
Jorge Mendes, el hombre detrás del negocio del Benfica
Un ejemplo es el del mexicano Raúl Jiménez, quien tras arribar a Europa con el Atlético de Madrid, con el que pasó de puntitas, fue comprado por el Benfica por 22 millones de euros, de acuerdo con datos de transfermarkt, y fue vendido al Wolverhampton por 38 millones de euros y es aquí donde surge un nombre en especial, Jorge Mendes.
Mendes es considerado como el agente más reconocido y el que más poder ha logrado en Europa. Ha sido uno de los responsables de llevar a decenas de jugadores del futbol portugués a la Premier League, por ejemplo, y en especial a los Wolves, y muchos de esos jugadores han salido precisamente desde el Benfica.
Los traspasos más caros del Benfica
En toda la historia del club portugués, la transferencia más cara ha sido la de Joao Felix, por quien el Atlético de Madrid pagó 126 millones de euros. El delantero fue formado en la cantera del Benfica, por lo cual no hizo alguna inversión previa, a diferencia de Darwin Núñez, a quien compró por 34 millones de euros al Almería y lo terminó vendiendo dos años después al Liverpool por 100 millones.
Manchester City ha sido un cliente especial para Benfica, pues le ha vendido a dos de sus 10 transferencias más caras. En 2017 vendió al portero Ederson, al que fichó por medio millón de euros al Río Ave y lo vendió en 40 millones. En 2020 vendió a su canterano Ruben Dias por 71.6 millones.
¿Y sabes quién es el representante de estos cuatro jugadores? Sí, Jorge Mendes. Tan solo por estos jugadores, Benfica ingresó 337 millones de euros, por los cuales Mandes habría recibido cerca del 10%, es decir, casi 40 millones.
Jugador | Equipo al que fue vendido | Precio |
Joao Félix | Atlético de Madrid | 126 millones de euros |
Darwin Núñez | Liverpool | 100 millones de euros |
Ruben Dias | Manchester City | 71.6 millones de euros |
Ederson | Manchester City | 40 millones de euros |
Witsel | Zenit | 40 millones de euros |
La Champions League, la vitrina perfecta para el negocio del Benfica
Sobre el Benfica recae una maldición desde que Bela Guttmann sentenció el futuro del equipo luego de que la directiva le negara un aumento de sueldo. “Benfica no volverá a ganar una Copa de Europa en 100 años”.
Hasta ahora la maldición se ha cumplido, y mientras pasan esos 100 años, Benfica hace negocio en la Champions, pues el torneo ha servido como una vitrina de lujo para que el club exhiba a sus mejores prospectos. Fue así como Darwin Núñez, por ejemplo, cautivó a varios equipos, aunque finalmente Liverpool abrió la chequera.
Las próximas ventas millonarias del Benfica
La maquinaria de hacer billetes y jugadores no termina, y para el mercado de verano la máxima apuesta de este club es el portugués Gonçalo Ramos, quien tuvo un Mundial especial como sustituto de Cristiano Ronaldo, en el cual además respondió con tres goles.
El jugador canterano del Benfica, de 21 años, también se ha hecho notar en la Champions League con siete goles y cinco asistencias, tomando en cuenta la fase de calificación al torneo, y está valuado en 44 millones de euros, aunque podría ser vendido en varias decenas de millones de euros más.
Ojo también con Antonio Silva, de 19 años de edad, y quien ya está valuado en 25 millones de euros como defensa central. La maquinaria de Lisboa, no se detiene.