Ashleigh Barty se coronó campeona del Australian Open por primera vez. Su participación en 2022 ya era histórica porque es la primera australiana que disputa la final de este Grand Slam en 42 años. La última que lo consiguió fue Wendy Turnbull en 1980, aunque perdió la final ante la checa Hana Mandlíková.
A pesar de que Barty presumía un título en Roland Garros y otro en Wimbledon, tenía cuentas pendientes en casa. En las ediciones anteriores se quedó en semifinales, cuartos de final, tercera e incluso primera ronda durante sus primeras participaciones. Ahora clasificó por primera vez a una final y se perfilaba como favorita en el enfrentamiento contra Danielle Collins.
Los pronósticos se hicieron válidos por 6-3 y 7-6 (7-2) ante la sorpresa estadounidense y los australianos pueden presumir a su nueva reina.
¿Quién es Ashleigh Barty y cómo fue su camino a la gloria en el tenis?
Ashleigh Barty dio sus primeros pasos en el deporte blanco cuando tenía 4 años y el entrenador Jim Joyce dudó en trabajar con ella porque era muy joven… hasta que la vio jugar. A los 9 años, la tenista australiana ya enfrentaba rivales hasta seis años más grandes y a los 12 su nivel le permitió salir de la rama femenil y enfrentar a varios hombres.
Sin embargo, el camino a la gloria en el tenis no fue nada sencillo. Los viajes y el estar lejos de casa a los 14 años provocó que Barty extrañara a su familia y quisiera retirarse; no obstante, un año después ganó su Wimbledon en la categoría junior y ese pensamiento se aplazó. De una u otra forma, se dio un pequeño adiós al tenis.
“Me encantaba el tenis, pero en cierto modo me alejé de lo que realmente quería hacer. Se convirtió en el algo robótico para mí y eso no es lo que quería. Si seguía en ese camino, acabaría totalmente desviada de mis objetivos. Era el momento adecuado de alejarse y tomarse un respiro“, contó a Fox Sports.
Esto llevó a Ashleigh Barty a incursionar en el cricket, uno de los deportes más populares en su país. Sus padres Robert y Josie se percataron de que “estaba triste todo el tiempo“ y la apoyaron en busca de un nuevo sueño. El Brisbane Heat de la Women’s Big Bash League le abrió las puertas y más de uno le auguró un futuro espectacular incluso con la Selección de Australia.
No obstante, Ashleigh Barty llegó a una conclusión que marcó el resto de su carrera: ama el tenis. El regreso se dio en febrero de 2016 y de ahí en adelante tuvo un ascenso espectacular. En la temporada 2017 recuperó terreno en la WTA desde la posición 272 y se metió hasta la 17. La consolidación llevó su tiempo y en 2019, la australiana conquistó el Roland Garros.
Dos años después hizo lo propio en Wimbledon al vencer a Karolina Pliskova, pero en dobles también presume un US Open en 2018, acompañada de la estadounidense Coco Vandeweghe. El público del Australian Open está feliz con su heroína, que de paso se mantiene firme como número uno del mundo.
