Todos sabíamos que el día iba a llegar, lo que nunca imaginamos, es que llegaría de forma tan repentina. Arsene Wenger ha confirmado que dejará el banquillo del Arsenal al final de temporada, poniendo fin a una era en la que no sólo transformó al Arsenal o a la Premier League sino al fútbol mundial.
Y no, no estoy bromeando. Tampoco estoy llorando, aunque es un hecho que parte de mi afición al Arsenal y al fútbol inglés nació por este hombre.
“Arsene Who?”
Ese fue el encabezado del London Evening Standard en 1996, cuando el equipo londinense confirmó la contratación de un francés completamente desconocido. Y es que en aquella época, el favorito para tomar el mando de los ‘Gunners’ era Johan Cruyff, pero la directiva se optó por Wenger. “¿Si quiera hablará inglés?” se cuestionaban algunos más al momento de su presentación. Incluso en alguna columna, el escritor Nick Hornby (autor de High Fidelity, Fever Pitch o About a Boy) recuerda haber hojeado los diarios en aquella época. “Se rumoraba que contratarían a Cruyff, Venables, o Wenger y siempre supe que era Wenger, porque nunca había escuchado hablar de él, y había escuchado mucho de los otros dos, y el Arsenal siempre elige al más desconocido y al más aburrido.”
Y Hornby en parte tenía razón, Wenger era un completo desconocido, que fiel a la costumbre del Arsenal, se encargó de reclutar jugadores desconocidos, para convertirlos en grandes referentes del futbol europeo. Patrick Vieira, Thierry Henry, Nicolas Anelka, Robert Pires, Freddie Ljungberg, Jens Lehman, Cesc Fabregas, Robin Van Persie, Emmanuel Adebayor, Thomas Rosicky y un gran etcétera hasta nuestros días; pero Wenger, también se encargó de revolucionar el fútbol inglés, reconocido hasta hace algunos años por su estilo físico, rudimentario en el que importaba más el físico que la técnica. Era la era de Trainspotting, ¿se acuerdan?
Wenger Ball
Arsene sabía que para competir no bastaba el físico, sino que se necesitaba técnica y sobre todo inteligencia. Así es como sus equipos comenzaron a adoptar esta clase de movimientos sincronizados de uno, dos, tres, cuatro o hasta cinco jugadores para maravillarnos con grandes jugadas, ese despliegue que bien podría ser una obra de ballet, que en su momento fue bautizada como el ‘Wenger Ball’ y que hoy vemos con tanta normalidad en los despliegues ofensivos de los grandes equipos de la Premier League.
El triunfo es temporal, la clase es permanente
Mucho se puede hablar de Wenger y el Arsenal en los últimos años, pero si hay algo que no se puede cuestionar es la forma en la que Arsene construyó a este Arsenal y en parte a la Premier League, introduciendo dietas más estrictas para sus atletas, promoviendo jugadores jóvenes cuando todos buscaban figuras (en sus 21 años, debutó a 88 jugadores formados en la academia del Arsenal) y sobre todo, incorporando el modelo comercial que hoy parece regir el fútbol mundial: Estadios nuevos, modernos con capacidad para decenas de miles de aficionados con toda clase de comodidades. Ir al fútbol, dejó de ser un pasatiempo o una afición, para convertirse en una glamurosa experiencia. Y para lograrlo, Wenger se involucró por completo en el diseño del Emirates Stadium, proponiendo la ubicación del terreno de juego con respecto al sol para optimizar la iluminación solar, así como el techo ondulado que permite una mayor y mejor ventilación del pasto para mantenerlo en estado óptimo. De la misma forma, Wenger se encargó de diseñar el campus de entrenamiento del Arsenal, considerado como uno de los mejores del mundo, gracias a sus áreas deportivas, de rehabilitación, y desarrollo.
Durante todos esos años, Wenger, rechazó ofertas del Madrid, del Barcelona y de muchos otros equipos de Europa, para consagrar el proyecto que haría del Arsenal un equipo del Siglo 21, con un presupuesto muchas veces limitado y sobre todo, condicionado a perder a sus grandes figuras para poder costearlo sin emitir queja alguna. Por el contrario, lo hecho por Wenger, fue milagroso, aunque no exista un trofeo en la vitrina para recordarlo.
Pero su legado, no sólo se debe a su prolongada permanencia en el banquillo, a sus trece trofeos en 21 años, o a la manera en la llegó a transformar el fútbol inglés. No, la herencia que deja Wenger es ejemplar y digna de recordar, pues en la era de “ganar a cualquier costo”, el francés demostró que los triunfos son temporales, pero la clase es permanente.
Arsene Knows
Pero si hay alguna forma de resumir todos estos años, podría decir que Arsene Wenger me enseñó lo mejor del fútbol con los improbables triunfos (aquel 2-1 frente al Barcelona en el 2011 sigue siendo de los mejores días de mi vida) y las magníficas coreografías de sus jugadores sobre el terreno de juego. Pero también Wenger me enseñó lo peor del fútbol con la absurda polarización que inundó el entorno gunner en los últimos años. La pregunta ya no era si le ibas al Arsenal o no, sino ¿Wenger In o Wenger Out? Y es que se vale estar en desacuerdo con un técnico, se vale reprochar la manera en la que opera un equipo de fútbol, pero bullear a un señor de 68 años, que ha dado tanto a ese mismo equipo y a esas mismas personas, con mantas, marchas y avionetas exigiendo su salida, no hicieron otra cosa más que enturbiar las temporadas, los partidos, las semanas….
Oficialmente, él cortó, no lo cortaron, aunque todos sabemos que la presión y la narrativa de los últimos años, (especialmente los últimos meses) orilló a Arsene Wenger a tomar una decisión:
a) Tratar de salvar la temporada a como diera lugar, y aguantar un año de presiones y cuestionamientos
b) Terminar la peor temporada de su carrera, y esperar a que la directiva lo corriera en el verano
c) Anunciar su adiós de esta forma, con cinco partidos por disputar y en la antesala de las semifinales de la Europa League frente al Atlético de Madrid, esperando que el golpe termine por motivar no sólo a sus jugadores, sino a toda la afición para unirse en torno al club, y darle la mejor despedida que podría merecer.
Si el futbol es reflejo de nuestra sociedad, o nuestra sociedad es reflejo del fútbol, este es un momento para guardar en los recuerdos, pues en una era en la que estamos acostumbrados a cambiar de teléfono, televisión, coche, guardarropa o trabajo continuamente, en busca de “algo más”, tuvimos la fortuna de ver como un tipo de la vieja guardia, se atrevió a ser fiel a sus valores durante 22 años…. hasta el último momento.
Y estoy seguro que todos hemos tenido momentos en los que el FOMO y la indecisión se apoderan de nosotros, pero Wenger, nos ha mostrado (al menos a mi) que la mejor decisión que siempre podemos tomar, es en la que verdaderamente creemos.
¿Se puede innovar en un mundo en el que parece que todo está escrito y en el que nadie da nada por nosotros? La increíble temporada invicta que firmó con el Arsenal en el 2003-04 nos dice que si, convirtiéndose en uno de los mayores logros en la historia de la Premier League y del fútbol mundial.