Vamos a iniciar con una sección que nos llenará de nostalgia usando el pretexto del cumpleaños de Thierry Henry y porque nos encanta recordar.
La Premier League acaba de cumplir 25 años de existencia y en esos nos ha regalado grandes momentos. Desde su cambio de formato, en 1992, hemos visto equipos de época pero ninguno como el Arsenal de la campaña 2003-04, los llamados Invencibles.
Llegaron a ese año como uno de los candidatos al título. La plantilla era casi la misma del año anterior en el que se quedaron con la segunda posición. Sin embargo, nadie pensaba ni remotamente que lograrían ser campeones ¡sin perder un solo juego!
Los artífices
No hay duda que el equipo tenía una columna vertebral muy sólida. Jens Lehmann en la portería, un Sol Campbell imponente en la zaga central, Patrick Viera como un todo terreno espectacular y Robert Pires como el desequilibrio por la banda.
Grandes futbolistas, pero los dos que se llevaron las palmas sin lugar a dudas fueron Dennis Berkhamp y Thierry Henry. Una dupla que ha intentado recrear Arsene Wenger, pero no ha logrado.
El holandés era un futbolista exquisito, con una clase y un toque de balón privilegiado. Él era la calma, la confianza dentro del campo cuando todo parecía acelerado. Tanto que años después declaró: “Nos sentíamos invencibles. Al salir a jugar sabíamos que íbamos a ganar, era fantástico”.
Contrario a la “pasividad” de Berkhamp, llegaban los embates estruendosos de Tití. De tres regates en media cancha Henry podía quitarse a los rivales y rematar a gol. Era ligero pero fuerte, veloz y con una precisión a la hora de disparar a portería envidiable. Tanto que esa temporada se coronó como el máximo romperedes con 30 goles.
La formación
Wenger usaba un parado muy sencillo, nada extraordinario, pero junto al talento que tenía era increíble verlos jugar. Tenían un despliegue al ataque grandioso, les daba la libertad de dejar sus sectores y a la hora de defender regresaban con gran velocidad.
Lo más parecido a lo que hacía Arsene era un 4-4-2. Lehmann en el arco, Campbell y Kolo Touré de centrales y Ashley Cole junto a Lauren (probablemente el menos recordado) por las bandas.
Los escudos, mismo que daban mucha salida eran Viera y Gilberto Silva. Por derecha teníamos a un demonio como lo era Freddie Ljungberg y por la izquierda Pires.
Adelante como delantero nominal estaba Thierry y un poquito más atras Dennis. Ese era el parado.
El secreto que los hizo tan exitosos fue la fluidez y la dinámica, una formación que se convertía en 4-2-3-1. A veces podías ver a Ljungberg de mediapunta, a Berkhamp mucho más atrasado, casi como enganche, Pires metido en el área al igual que Viera. En fin, todos hacía todo bien.
Por si fuera poco, Wenger revolucionó el futbol inglés con nuevos métodos de entrenamiento, dieta para los jugadores y demanda de profesionalismo de sus muchachos. Kevin Mitchell, analista de The Guardian, lo catalogó como el entrenador más astutos de su momento.
El título de Invencibles
El camino al título no fue tan sencillo como se podría pensar. Desde el inicio del torneo hasta febrero del 2004 estuvieron moviéndose de posiciones entre el primero, segundo y tercer lugar. Manchester United y Chelsea les seguían de cerca. Las cosas estuvieron tan cerradas que por Navidad los Blues y los Gunners estaban empatados en puntos.
Los Invencibles no la pasaban bien. Los Red Devils los eliminaron en semifinales de FA Cup y Chelsea en los Cuartos de Final de la Champions League. El récord parecía tambalearse pero la segunda parte de la Premier la cerraron a la perfección.
Retomaron forma derrotando 4-2 al Liverpool y de ahí se fueron directo a la temporada perfecta. Cerraron el invicto contra el Leicester City con un gol de Patrick Viera para cerrar la remontada (2-1) en el último juego de la campaña.
La Premier League les reconoció el récord con una edición especial del trofeo, una totalmente dorada.
Desde esa temporada nadie se ha podido acercar a lo que logró ese Arsenal, unos míticos Gunners que en la liga no supieron lo que era perder durante un año.
