Arnulfo Castorena es una de las glorias paralímpicas mexicanas, en París 2024 alcanzó el éxito -una vez más- en su larga carrera como nadador. Tiene actualmente 46 años y 7 medallas en Juegos Paralímpicos, pero su historia va mucho más allá de las preseas conseguidas.
24 años tiene compitiendo en Juegos Paralímpicos, desde Sydney 2000, justa en la consiguió una medalla de oro en 50 metros braza categoría SB2, y sería la primera presea de muchas que llegarían para Arnulfo Castorena.
Los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 fue en donde destacó más que en cualquier otra justa. Se colgó 3 medallas (1 oro, 1 plata y 1 bronce). Repitió dorada en los 50 metros braza SB2, la plata se la llevó en los 150 metros estilos SM3 y la de bronce en 50 metros mariposa S4.
Londres 2012 sería la justa paralímpica en la que ganara su quinta presea en la historia. Fue una plata y en la prueba que había dominado en Juegos Paralímpicos pasados, los 50 metros braza, categoría SB2, peeeeeeero su hambre de éxito no terminó ahí.
Después de 21 años de haber conseguido su primera medalla en Juegos Paralímpicos, Arnulfo Castorena se volvió a bañar en oro al conseguir la presea dorada en Tokio 2020 y no sólo eso, se convirtió en el rey de los 50 metros braza SB2, una vez más.
Para París 2024 lo volvió a hacer, conquistó el oro en los 50 metros pecho, siendo el único nadador de la final que llegó a la meta por debajo del minuto. Una final muy especial, pues junto a Arnulfo Castorena también compitieron Christopher Tronco y Marcos Zarate.
Una historia de vida complicada de Arnulfo Castorena
Arnulfo Castorena es una leyenda del deporte mexicano, no solamente del paralimpismo, pues su nombre está escrito con letras doradas, pocos han dominado una prueba como lo ha hecho el nadador mexicano con los 50 metros braza SB2 por casi dos décadas.
Pero la vida le ha puesto varios retos desde su nacimiento, pues desafortunadamente su madre falleció durante el parto y su padre no quiso hacerse cargo de Arnulfo, por lo que lo abandonó. Su abuela salió al quite y lo cuidó durante un largo tiempo.
Descubrió el deporte en una escuela religiosa y fue en esta escuela en la que probaría distintos ejercicios, pero sería la natación sería con la que se identificó desde el primer momento. Pero desafortunadamente, la vida le pondría una dura prueba nuevamente.
Cuando tenía 12 años, se cuenta en reportaje con El Mundo, su abuela falleció y quedó bajo el cuidado de una tía, que desafortunadamente también enfermaría, por lo que volvió a mudarse con algunos de sus primos y hermanos, que algunos de ellos tenían problemas con las drogas.
Una vida complicada era la que llevaba a su corta edad, pero la natación era algo que era regular en su vida, aunque no siempre podía ir a nadar. La situación de Arnulfo era complicada, pues sus familia no le ayudaban ni a darle un poco de comida, además de que lo violentaban cuando consumían drogas.
Sin poder comer debido a su discapacidad, tuvo que ingeniárselas para lavar coches y pedir dinero en la calle, incluso pensó en el suicidio. Pero, así como nunca se rindió en una competencia de Juegos Paralímpicos, Arnulfo Castorena no se rindió, salió de su casa y comenzó a practicar la para natación, el resto es historia.