A los que les cayó como una patada en los… isquiotibiales (no sean mal pensados) la reducción del castigo a los futbolistas Pablo Aguilar y Enrique Triverio, fue nada menos que a los árbitros.
Y cómo no, si los señores hicieron todo un ‘numerito’ parando la Liga en la Jornada 10 para inconformarse por las sanciones iniciales que impuso la Comisión Disciplinaria de ocho y 10 partidos de suspensión a Triverio y Aguilar, respectivamente.
Con esta amenaza de no pitar más, la Disciplinaria, que tiene menos credibilidad que Pinocho, dobló las manitas y aumentó a un año las sanciones a los jugadores.
El resto de la historia es conocido: ambos recurrieron al TAS y esta semana recibieron la notificación de que sus sanciones quedaban tal y como estaban originalmente; es decir, nada de que un año, solo 8 y 10 partidos cada uno.
Y los silbantes, ardillas que son, no se quedaron con los brazos cruzado y lanzaron un boletín en el que a los cuatro vientos anuncian su rompimiento nada menos que con Héctor González Iñárritu, presidente de la Comisión de Arbitraje; su jefe, pues.
Palabras más, palabras menos, los enchilados ex hombres de negro no sintieron el apoyo de su jefe en el tema de la sanciones a Triverio y Aguilar, por lo que quieren que deje su cargo.
“Falta a las obligaciones que su cargo le confiere y falta al principio básico de no violencia y respeto que debe prevalecer en el terreno de juego”, se lee en el boletín, e incluso acusan de que que la revocación de las sanciones se debió a un mal procedimiento, situación que estuvo en manos de Iñárritu.
Ahora esperemos que los indignados colegiados no decidan parar en plena Liguilla hasta que caiga la cabeza González Iñárritu… Son capaces.