Si bien el futbol es un deporte donde se levantan muchas pasiones y se llevan al límite las emociones, el recurrir a este tipo de cosas no es para nada aceptable. Alejandra vive en Malaga, España, donde a sus 15 años de edad decidió convertirse en árbitra de una liga local donde pita partidos de niños, pero a su corta edad y trayectoria recién comenzando, ha decidido dar un paso al costado, pues recibía cada semana amenazas de muerte de niños de 8 años de edad y sus padres jamás hacían nada por detenerlos.
Las cosas están así. Andrea pitaba partidos donde los niños de 8 años eran los protagonistas de cada encuentro, pero las cosas son contrarias a todo lo que pudiera pensarse, ya que la amenazaban de muerte, con golpearla y otras cosas si no marcaban como ellos querían y peor que eso, los padres que estaban en las gradas apoyaban a los niños, pues de igual forma la ofendían por sus acciones.
“Me decían ‘te voy a matar por no cobrar esa falta’, ‘te vamos a golpear al final del partido por no haber hecho bien tu trabajo (palabras de los padres). Yo juego al futbol desde hace unos años y tuve la oportunidad de ser árbitra, pero ahora me arrepiento” comentó para el medio español Antena 3.
Ante este hecho, la queja y sufrimiento va del mismo lado, pues tanto los jóvenes como los padres la atacaban de forma constante, partido tras partido y pese a que sólo llevaba menos de 4 meses siendo árbitra, decidió retirarse, pues desde su parecer, las palabras duelen más y la hieren.
“En todos los partidos hay padres que no educan bien a sus hijos, les llevan pensando que son los mejores y critican todo. Me ofendían, me decían que ‘el futbol es para niños, marimacho, vete a jugar con muñecas, las niñas no saben jugar al futbol“, comentó Andrea muy asustada.
Andrea comenzó en el mundo del arbitraje por la pasión que siente por el futbol, ya que es algo que le ha brindado grandes momentos, pero de un momento a otro se convirtió en su peor pesadilla. No puede estar tranquila por el campo, las gradas ni en los vestuarios, pues en una ocasión, padres y niños fueron a buscarla y azotaban la puerta para que saliera; ella se encerró y se puso a llorar.
“Las palabras duelen muchísimo, y más si van con amenazas. Es vergonzoso, se repite siempre“, sentencio la joven árbitra. Pese a que ya no quiere seguir siendo parte la liga donde se encontraba, Andrea ha recibido cientos de mensajes de apoyo, así como llamadas de árbitros profesionales que buscan volver a motivarla y hacerle ver el lado bueno de la profesión, pues aunque pasan malos ratos es algo muy gratificante y ya veremos si llegan a sacarla de este temprano retiro. Lamentable que se promuevan este tipo de amenazas y más en niños de 8 años.
