Por: @LUISRICARDOHR

El Perro Bermúdez lo llamaba “El Ilusionista”, quizá porque nunca hizo nada y sólo ilusionó al americanismo. Él es Juan Carlos el More Mosqueda, protagonista de la primera entrega de las “Antipromesas del Futbol Mexicano”. Antes de empezar, cabe aclarar que con antipromesa nos referimos a un jugador que pintaba para destacar y fracasó, por lo que aquellos futbolistas que sólo jugaron un par de partidos en primera y desaparecieron no serán contemplados. Ahora sí, a lo que nos truje Chencha.

El debut

Juan Carlos Mosqueda nació en la Ciudad de México el 17 de abril de 1985. El jugador se formó en las fuerzas básicas del Club América. El More debutó con las Águilas el 13 de agosto del 2006, a los 21 años de edad. El entonces juvenil entró de cambio por el Ruso Peña en un partido de temporada regular contra Tigres y su debut no pudo haber sido mejor.

El jugador ingresó de cambio frente a un pletórico Estadio Azteca. Las decenas de miles de personas presentes en el Coloso de Santa Úrsula no sabían quién era el chico elegido por Luis Fernando Tena para resolver el partido que el América perdía contra Tigres. La gente del  estadio sólo vio entrar al campo a un chico de cabello rizado con el número 52 en la espalda.  Los que veíamos la televisión supimos que se llamaba Juan Carlos Mosqueda. El More le dio el empate al América con un golazo y su carrera empezó de gran manera.

El supuesto sucesor de Cuauhtémoc Blanco

El More tuvo un gran torneo de debut, de hecho fue nombrado el mejor novato del Apertura 2006. En aquel certamen, el América cayó ante Chivas en semifinales. Quién hubiera imaginado que el Ame estaba a unos años de entrar a su etapa más oscura. Mosqueda siguió siendo un relevo constante en el equipo y la prensa comenzó a llamarlo el “sucesor de Cuauhtémoc Blanco“.  El Temo dejó Coapa en el 2007, tras aquella recordada final que perdieron las Águilas contra Pachuca y muchos opinaron sobre el More que, como dice el meme, “su momento ha llegado”.

Sin embargo, más allá de algunas pinceladas de talento que dio tanto en liga como en competencias internacionales, la realidad es que Mosqueda nunca pudo consolidarse. Tras la salida de Blanco, el América vivió una de sus etapas más oscuras. El supuesto sucesor del Cuau no era más que un chico que jamás despuntó, aunque nunca sabremos que hubiera sido del More si le hubiera tocado otro América que no hubiera sido en el que nada más Guillermo Ochoa y Salvador Cabañas daban la cara por el equipo. Lamentablemente para el América y para el futbol mexicano, pues quién no quisiera otro Cuauhtémoc, el More nunca le llegó ni a los talones al actual alcalde de Cuernavaca.

El declive: Santos y Necaxa

La llegada de Ramón Ángel Díaz al América supuso la salida del More. Para el 2009, el jugador fue transferido al Santos Laguna donde registró la impresionante cantidad de dos goles y cuatro asistencias en cuatro torneos. Eventualmente, el More dejó de jugar con los Guerreros y fue transferido.

Su destino fueron los Rayos del Necaxa, de la Liga de Ascenso. Con los Rayos, Mosqueda logró regresar a primera división y se mantuvo en la plantilla de los de Aguascalientes en su vuelta al máximo circuito. Sin embargo, el Necaxa sólo volvió a primera a pasear, pues descendió de nuevo al año siguiente. El More pasó  tres años y medio con los Rayos. Ascendió, descendió y jugó pero jamás pudo consolidarse. Tras ello empezó su vagar por el futbol mexicano.

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De ser “el  Nuevo Cuau” a quedarse sin equipo

 Moisés pasó 40 años perdido en el desierto. El More Mosqueda ya lleva tres entre el Ascenso MX y el desempleo. El jugador estuvo un año con los Venados de Yuatán y ese fue el último equipo con el que realmente jugó. Mosqueda disputó 28 juegos con los Venados e hizo cuatro goles. Tras ello, el enganche estuvo dos años con Lobos BUAP y sólo jugó cinco partidos. No anotó ni dio ninguna asistencia.

Tras su poco exitoso paso por el conjunto universitario, el More llegó a las filas de los Correcaminos de la UAT, donde no jugó un sólo partido, aunque estuvo lesionado un buen rato. Luego de eso, Juan Carlos Mosqueda se quedó sin empleo y en  el pasado draft se le vio jugando un partido de futbolistas desempleados que se organiza para ver si los jugadores pueden conseguir empleo. El Veracruz se fijó en el More y en un principio el jugador entrenó con el Tiburón sin cobrar. Sin embargo los escualos sí lo registraron para este torneo. Aunque claro, Mosqueda no ha jugado un sólo partido liguero y quizá registrará su segundo descenso si el Tibu se va esta temporada.

Esta fue la historia de Juan Carlos Mosqueda, la antipromesa por excelencia del futbol mexicano. Hoy, a los 32 años de edad, el supuesto 10 que México esperaba no ha sido considerado para jugar siquiera un minuto en liga con un equipo que lucha por no descender. Ni modo, el More se convirtió en ese jugador, como tantos otros, que se queda en el camino pese que aparenta tener condiciones increíbles. Veremos si algún día logra consolidarse en la Liga MX

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