Un día como hoy, pero en el 2015 a Cruz Azul llegaba el que se pensaba sería la solución a todos sus problemas, Tomás Boy. El director técnico arribó a la Máquina con una sola consigna: acabar con la malaria y quitarle al club lo ‘pecho frío’.
En gran mayoría de la afición celeste se vio una mirada llena de esperanza. Boy representaba todo lo que al club cementero le faltaba. Un técnico con carácter, con decisión y con un estilo de juego bastante efectivo. Además, ‘El Jefe’ tenía esa mística que a su antecesor, Sergio Bueno, le faltaba.
La vara no quedó muy alta, Bueno dejó al equipo con seis derrotas en 10 partidos y un desempeño malísimo. Sin embargo, desde un inicio se vieron complicaciones. El debut fue ante Dorados de Sinaloa y el empate –resultado recurrente con Boy– fue como comenzó su mandato en el Apertura 2015.
Las jornadas han pasado y ‘El Jefe’ hasta ha perdido el apodo. Cada día se le ve pusilánime, con una actitud en ocasiones hasta retadora con la afición. Las cosas no se han dado como él y los seguidores de Cruz Azul lo imaginaron.
La marca de derrotas no es alarmante ni mucho menos. Empero hay resultados que han marcado su paso con el club. Primero, el descalabro ante Tigres en la parte final del Clausura 2016. Tomás Boy necesita un triunfo o hasta un empate para clasificar a Liguilla, pero los felinos pensaban diferente. Los 90 minutos terminaron con tres goles para los del Norte y caras largas para los celestes.
Para este torneo la presión es mayor y hasta se habla de que está en la cuerda floja. Ante el América en la Jornada 8 el escenario era perfecto. La Máquina lo ganaba 3-0 antes de los 30 minutos de juego en el Centenario de uno de sus máximos rivales. Llegó la roja para Aldo Leao y de ahí la debacle. Fueron cuatro goles de las Águilas en el segundo tiempo y la ‘cruzazuleada’ más fuerte de la última época.
Ya son 12 fechas del torneo, decepción tras decepción para los fanáticos del club. El pase a la Fiesta Grande está en duda y esa promesa de un equipo ganador, pero sobre todo combatiente, se ha quedado en el aire. Tomás Boy parecía el indicado para terminar con los demonios de Cruz Azul, pero no ha sido así. El mayor problema es si no pudo él quién lo hará.